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domingo, 15 de enero de 2017

Saqueo de gasoductos Negocio de Cárteles


El robo de combustibles a través de los gasoductos, que asciende ya a mil millones de dólares anuales, se ha convertido en el nuevo foco de negocios del crimen organizado, señalan expertos.




El robo de combustible, negocio que deja cientos de millones de pesos anuales, ha atraído a los cárteles de droga, por lo que han surgido grupos criminales enfocados únicamente en este delito.

El mercado negro de combustible en México está en expansión. Varios estados sufrieron desabasto de gasolina a finales de 2016 a la par que incrementó el número de robos por tomas clandestinas a los ductos de Pemex. Ante la inminencia del gasolinazo, los conductores compraban el producto robado con la esperanza de tener algún ahorro.

“Sólo es necesario invertir 5 mil y 8 mil pesos para comprar algún equipo específico y el resultado de ese son enormes ganancias”, indicó Alejandro Schtulmann, presidente de Empra, consultora política en la Ciudad de México al respecto de esta práctica.

El robo de combustible crea un círculo vicioso: el robo aumenta los costos de Pemex y hace que el suministro oficial sea más escaso, contribuyendo a elevar los precios para los consumidores legales.

Este robo asciende a cerca de mil millones de dólares anuales; si Pemex fuera una empresa pública, “estaría en problemas financieros sólo por el robo de combustible”, enfatizó Luis Miguel Labardini, quien fuera asesor principal del director de la petrolera en los 90.
Durante 2015, el robo de combustible se disparó con más de 5 mil 500 tomas clandestinas desde las 710 de 2010. La petrolera atribuyó su caída de 12 años en la producción de crudo en parte al crecimiento del número de tomas clandestinas.

El alza de precios a los combustibles pone fin a años de subsidios que mantenían la gasolina barata para los conductores pero a un costo anual estimado de 200 mil millones de pesos (9 mil millones de dólares) para el gobierno.

Esta medida tiene como objetivo ayudar a estabilizar el aumento de la deuda pública y fomentar la competencia y la inversión privada en el mercado de combustibles, lo que ha desatado las protestas de la ciudadanía.

Todo esto ha generado dolores de cabeza para el presidente Enrique Peña Nieto, cuya popularidad ya se ubicaba en los niveles más bajos y Andrés Manuel López Obrador ha hecho de esta situación su último grito de protesta contra la actual administración en su carrera por la presidencia de cara a 2018.

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