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martes, 15 de noviembre de 2016

¿Por qué existe el mal genio?



Para nadie es un secreto que los santandereanos tenemos fama de ‘malgeniados’ y toscos, esto responde a diferentes aspectos como la topografía, el trato heredado de nuestros antepasados y la educación recibida en casa, pero la mala reputación no es el único problema que resulta de esta reacción. Gente habló con el psicólogo Carlos Mauricio Peñalosa Pedrosa, quien explicó para nuestros lectores las múltiples consecuencias que el temperamento incontrolado puede traer a nuestras vidas.

“El mal genio lo podemos determinar como un estado de ánimo ligado a las emociones. Éstas son respuestas psicofisiológicas que resultan de un estímulo o unas sensaciones que vienen de canales visuales, auditivos o quinestésicos (sensación que un individuo tiene de su cuerpo o de los movimientos que realiza).
De acuerdo con el especialista, “ese mal genio genera un patrón emocional que pone en alerta a la persona. Eso hace que establezca resistencias o barreras para defenderse frente a una supuesta amenaza”.

El cuerpo y el mal genio
“Cuando el temperamento se dispara hay mayor irrigación a nivel sanguíneo, hay una presión arterial elevada porque el corazón bombea la sangre con mayor rapidez. Los sistemas neurotransmisores (sustancias que transmiten información nerviosa a las neuronas) también se activan”.
Causas
El psicólogo aseguró que “hay indicadores de tipo antropológico y de inconsciente colectivo que inciden en esta realidad. El tono de voz del santandereano es seco y recio y esto puede responder a que nuestros antepasados eran poco afectivos”.
Sin embargo, es importante reconocer que el modelo de comportamiento de los niños se establece desde la infancia. “Recordemos que los mejores patrones de imitación a seguir son nuestros padres. El niño que ve mal genio en su entorno aprende a defenderse, y tiene que hacerlo porque si el medio es hostil tengo que defenderme, entonces esto se convierte en una cadena”.

Consecuencias
Las repercusiones del mal genio se deben a que las personas no manejan sus emociones y pueden ser positivas o negativas. “Cuando son positivas, es decir cuando las personas ya han podido controlar esas reacciones, las consecuencias se convierten en felicidad, alegría o júbilo, pero cuando no se cuenta con la capacidad de control estas alteraciones se convierten en una emoción negativa que se verá reflejada en la fisiología o en el estado mental, físico y especialmente en la salud”.
“Una persona que genere constantemente irascibilidad ocasionará una alteración del movimiento peristáltico intestinal que concluirá en una diarrea. Cuando la ira no se expresa pero existe pasará todo lo contrario, la persona desarrollará estreñimiento”.
“El enrojecimiento de la piel, que responde a la vasodilatación del sistema, y el ceño fruncido también son factores inherentes a la ira y por lo tanto las personas tienen más probabilidades de que la piel se arrugue, especialmente en la frente”.
“A largo plazo la consecuencia será depresión. Esto no es necesariamente negativo porque esta es la forma como el sistema intenta autorregularse. Si no se apaga el sistema se queman las neuronas. A esto se debe que hoy en día se presenten tantos niveles de depresión porque la base es la irascibilidad, la rabia constante”.
El doctor Peñalosa Pedrosa aseguró que “aunque los resultados más enfáticos de la ira atacan el sistema digestivo, lo cierto es que el estómago también sufre con la producción de líquidos que generan agrieras, gastritis o reflujo. Las úlceras gástricas también son consecuencia o del mal genio que no permite que la herida cicatrice”.
Finalmente, estas reacciones incontroladas pueden generar tos persistente como producto de que la persona no está expresando lo que quiere decir o migrañas continuas. “Se necesita todo el concurso de las emociones para tener equilibrio y cuando la persona está centrada en su cerebro hay una desconexión en su cuerpo que provoca aceleraciones cardiacas o severos dolores de cabeza”.

La solución: Inteligencia emocional
El experto consultado expuso que “esto consiste en convertir esa emoción en algo positivo. En cuestionarse sobre ¿qué estás aprendiendo de ese mal genio? ¿Qué pasaría si tomo aire por diez segundos y exhalo? ¿Cómo cambiaria mi vida si tuviera autocontrol? ¿Qué pasaría si dejo pasar esa situación sin alterarme? Las respuestas serían que la persona se vuelve un ser flexible, que no se siente amenazado y por lo tanto puede vivir en armonía”.
Entrene su cerebro contra el mal genio, para esto lo primero que debe hacer es identificar las situaciones que están generando un impacto negativo. Después de conocerlas con claridad, intente entender por qué eso hace que usted se refugie en el mal genio.
Recuerde que la individualidad también es consecuencia del mal genio porque al sentirse amenazada opta por la soledad. La depresión, la inseguridad y la incapacidad de comunicación también resultan de esta conducta repetitiva.


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