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miércoles, 17 de agosto de 2016

Laguna de ZUMPANGO


… un sitio para redescubrir


Por muchos años, hablar de la Laguna de Zumpango era hablar con tristeza de un cuerpo de agua contaminado, peligroso y nada atractivo para su visita. Las aguas negras vertidas aquí, las enormes extensiones de lirio acuático y el visible basurero en que se había convertido, parecían no tener remedio. La enorme historia contenida en este lago, testigo y protagonista de trascendentes acontecimientos que marcaron la vida de la región, de la entidad y del país entero, parecía haber llegado a su fin, sumergido en la decadencia, el olvido y el abandono.
No obstante, hoy la historia es diferente. Hoy se puede admirar, recorrer, disfrutar y evocar su rico pasado y prometedor futuro.

Texto y fotografía: Jesús Cabrera.

Un poco de historia

De prehistoria. Sí. Museos como el de Antropología de Tepexpan, Acolman o la Casa de Morelos, en Ecatepec, conservan y muestran al público en general restos óseos de mamuts hallados en lo que fueran las riberas de aquel enorme espejo de agua en donde aquellos mastodontes gustaban de alimentarse ante la riqueza vegetal generada por las extensas aguas.
El ecosistema generado por aquel inmenso cuerpo de agua incentivó también el asentamiento de diversos grupos humanos que encontraron aquí sustento alimentario seguro ante la gran variedad en flora y fauna. De ahí el comienzo de grandes historias forjadas por las culturas prehispánicas del centro del país.
Recordemos: La laguna de Zumpango formaba parte de aquella inacabable extensión de agua formada también por el Lago de Xaltocan y el de Texcoco, Tenochtitlan, Xochimilco y Chalco. Recordemos: México Tenochtitlan fue fundada sobre un lago, el mismo del que estamos hablando.
El atractivo, la riqueza natural, sin embargo, despertó la codicia de algunos, entre ellos Maxtla, emperador de Azcapotzalco, quien en busca del control de la región y del lago, invadió ferozmente el imperio de Texcoco, matando a su emperador y desatando una despiadada persecución hacia su hijo, Nezahualcóyotl.
Algunos años después, Nezahualcóyotl mismo liberó a su pueblo y a muchos más que se encontraban bajo el dominio de Azcapotzalco, para luego acordar la poderosa Triple Alianza de donde surge la consolidación del fuerte imperio Azteca.

Contemplación y remanzo ante la calma y bastedad.
Sin embargo, el vertiginoso crecimiento poblacional hizo menester el dominio de la naturaleza y el paulatino control de las aguas. Fue precisamente Nezahualcóyotl quien, con su gran conocimiento en ingeniería, cristalizó el deseo de Moctezuma por lograr una calzada-dique que lograra regular y separar las aguas dulces del lago de Zumpango-Xaltocan de las saladas de Texcoco, a través de un albarradón que hoy todavía puede verse en San Cristóbal Ecatepec.
No obstante, durante la conquista Hernán Cortés determinó destruir parte de la calzada-dique para poder llegar a Tenochtitlan a bordo de bergantines construidos en Texcoco y, finalmente derrotar el entonces poderoso imperio de los Aztecas.
Dicha decisión cobró factura años después, al suscitarse constantes inundaciones en la Ciudad de México, situación por la cual se optó por desecar las aguas, proceso el cual ha arrojado como resultado el que al día de hoy sólo subsistan fragmentos de aquel imponente Lago: Xochimilco, las lagunas de Tlahuac, el vaso regulador de Texcoco y los 240 km2 de la Laguna de Zumpango.
Historias hay muchas; sin embargo, la belleza natural de la Laguna es su principal atractivo. Sí, hoy en día la Laguna vive una transformación positiva que la hace digna de ser visitada para contemplarla y disfrutarla en todo su esplendor.

La experiencia

El recorrido en lancha resulta imperdible para el visitante.
Acudir entre semana a admirar la Laguna, representa una experiencia muy diferente a lo que podría ser el visitarla en sábado y domingo; todo depende del ánimo.
De lunes a viernes la tranquilidad es absoluta, los visitantes muy pero muy escasos. El ánimo es otro, pues se logrará un contacto mucho más profundo con el entorno, toda vez que sólo escuchará el golpeo entre sí de las leves olas que se forman a la orilla, el fluir del viento y los silbidos de las diferentes especies de aves que aquí se logran ver.
Se podrá caminar, recorrer y observar con mayor y mejor detalle y desde distintos puntos de vista éste milenario espejo de agua. Asimismo, resultado de la tranquilidad, es más fácil ver de cerca a las aves migratorias del lugar.
La laguna no es muy grande, por lo que es altamente recomendable recorrer la orilla a pie, con lo cual se logrará ver, desde distintos ángulos, distintos paisajes. Sentarse, recostarse, apreciar el cielo, el horizonte, los sonidos. …
Desde la parte alta del borde se pueden ver pelicanos blancos, garzas y patos. Es fácil ver aún en mayor cantidad a decenas de patos, esos que sólo andan en parvada, nunca solos. Patos “malar”, “chalcuán” y “triguero”, tordos de esos que parecen cuervos, pájaros pequeños, golondrinas y algunas otras variedades que, según dicen, recién comienzan a regresar a la Laguna.

Diversos tipos de aves migran hasta estas aguas.

Si se llega por la tarde, quedarse al ocaso le provocará una gran sensación. En cuestión de minutos, el cielo pasa de azul claro a azul profundo, y las nubes reflejarán tonos naranja, rojos, morados. El horizonte montañoso pasará de gris a diferentes tonalidades de azul y, finalmente, a negro, una vez que el sol se esconde detrás. Por lo mismo, el agua se tornará en espejo con destellos luminosos que, complementados por algunos bordes e isletas con carrizos, brindarán un espectáculo maravilloso de luz, reflejo y forma.
No obstante, acudir entre semana igual tiene sus inconvenientes. Por ejemplo, no se podrá realizar paseo en lancha alguno, pues éstos los reservan sólo para los fines de semana.
Además, las opciones de comida, bebidas y artesanías es infinitamente menor, pues sólo algunos negocios abren sobre la carretera en dirección a la Cabecera Municipal de Zumpango. No obstante, la tranquilidad que ello confiere otorga un especial ambiente de goce y disfrute de la naturaleza.
Por otro lado, si se acude en sábado o domingo, podrá realizar el paseo en lancha, llegar hasta el Islote de San Pedro, comer a las orillas de la Laguna e incluso pescar, pero habrá de convivir con decenas de familias que hacen lo mismo y quienes toman para sí la alfombra de pasto verde en las orillas, ya sea para jugar algún deporte en equipo, para montar casas de campaña o para organizar la parrillada.

Permanecer hasta el atardecer, ofrecerá sorpresas increíbles al espectador.
Ambas opciones son aceptables, visitar la Laguna entre semana o en fin de semana, igual permite observar el escenario del agua, el horizonte y el cielo.
El lugar, poco a poco comienza a recobrar su lugar como refugio y fuente de alimento para cientos y miles de aves provenientes de diversos puntos del país y de Estados Unidos y Canadá.
Respecto de la pesca, algunos pobladores gustan de lanzar anzuelos desde improvisados muelles, seguramente en busca de alguna carpa, que es lo que más hay en la Laguna.
El potencial turístico de la Laguna es indudable. Lo que resta por limpiar y mejorar el entorno es todavía un gran reto. Ampliar y modernizar los servicios resulta más que evidente. Sin embargo, pareciera que se está en el camino adecuado.
Bastará voluntad gubernamental, de los diversos prestadores de servicios y de los visitantes mismos, para trasformar a la Laguna en un espacio de atractivo ecológico, en un verdadero santuario de aves y peces, en un espacio en donde el atractivo sea la naturaleza y los servicios sean sólo complemento para confort del visitante.
El nuevo Parque Ecoturístico del lugar es un buen intento; sin embargo aún insuficiente, sin un sentido claro. Bastará con agrupar los aislados esfuerzos que se realizan para sanear al 100% la Laguna, para que los resultados sean sorprendentes, sustentables y sustentantes.



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