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lunes, 11 de julio de 2016

Los números del empleo en México


Alejandro Gómez TameZ



El pasado 10 de julio, el presidente de la república, Enrique Peña Nieto presumió que de diciembre del 2012 a junio de este año se “crearon” 2.031 millones de empleos formales y destacó que de ese total, el 41% fueron para mujeres. Y si, de acuerdo a cifras del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), la cantidad de trabajadores asegurados pasó de 16.294 millones al 30 de noviembre de 2012 a 18.326 millones en 30 de junio de 2016, lo que implica un aumento de 12.46% en el periodo.

Al analizar este incremento por gran división de actividad económica, vemos que la Agricultura, ganadería, silvicultura, caza y pesca contribuyó con 42,686 empleos; las Industrias extractivas registraron una caída de 11,757; las Industrias de transformación aumentaron su empleo en 691,188; en la Construcción el incremento fue de 212,406; en la Industria eléctrica y suministro de agua potable ocurrió una caída de 3,617; en el Comercio un incremento de 334,577; en Transportes y comunicaciones 144,651; en los Servicios para empresas, personas y hogar un aumento de 493,215; y en los Servicios sociales y comunales un incremento de 127,786 empleos.

Desde luego que la cifra de aumento del empleo formal en los primeros 47 meses del gobierno federal actual es muy destacable, sobre todo si se le compara con el incremento de apenas 544 mil empleos registrado en los mismos meses del sexenio de Felipe Calderón, o bien comparado con los 122 mil del sexenio de Vicente Fox.

¿A qué se debe este ben desempeño del empleo formal en nuestro país? Debemos de reconocer que muchos de los “nuevos” empleos que se reportan realmente no son empleos creados sino regularizados; los cuales obedecen a los actos de fiscalización del Seguro Social. Es bien sabido que los inspectores del IMSS acuden a las empresas, generalmente a la hora de la salida del personal, y les preguntan a los trabajadores si cuentan con Seguro Social. Ya en función de lo que les respondan los trabajadores inician una auditoria a la empresa en cuestión.

Queda claro que esto sucede y lo podemos constatar analizando las cifras del INEGI, las cuales muestran que de acuerdo a la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), entre el cuarto trimestre de 2012 y el primer trimestre de 2016, la población ocupada en México aumentó en 1.956 millones de personas, al haber pasado de 48.822 millones a 50.778 millones de personas trabajando, incluyendo empleo formal e informal. En este aspecto, cabe destacar también que el número de trabajadores registrados ante el IMSS representa solo el 36.1% del total del empleo en nuestro país.

Otro aspecto que ha provocado el aumento de trabajadores registrados ante el IMSS es lo que ha sucedido con la competitividad que nos ha dado el ajuste en el tipo de cambio que se ha venido dando desde agosto de 2014. De acuerdo con estimaciones de GAEAP, en base a diferenciales de inflación entre México y Estados Unidos acumulados desde 1997, en lo que va del sexenio actual el peso ha estado sobrevaluado hasta en un 13.5% pero también ha estado subvaluado hasta en un 25%, como sucede actualmente; mientras que en el sexenio de Felipe Calderón la mayor parte del tiempo el peso estuvo sobrevaluado y de hecho la sobrevaluación de nuestra moneda promedió 5.60 por ciento.

Esto es muy relevante ya que explica buena parte del incremento explosivo de las importaciones en el sexenio de Felipe Calderón y del moderado incremento que se ha dado en el sexenio de Peña Nieto. De acuerdo con cifras del INEGI, en el año 2006 las importaciones de México totalizaron 256.058 miles de millones de dólares (mmdd), mientras que en el año 2012 fueron de 370.751 mmdd y en el año 2015 sumaron 395.232 mmdd. Eso significa que en el sexenio de Calderón las importaciones crecieron en 114.693 mmdd, mientras que en tres años del sexenio de Peña Nieto éstas crecieron apenas 24.480 mmdd.

De esta manera vemos que todos los problemas de la economía mundial, incluida la incertidumbre derivada de la posible alza en las tasas de interés por parte del Banco de la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED), han provocado que el peso se deprecie, lo que a su vez ha servido para frenar el crecimiento de las importaciones, lo que ha sido benéfico para el empleo en México.

Es importante también mencionar que si bien ha habido una “creación” record de empleos formales en nuestro país, ésta no se ha traducido en una mejora de los niveles salariales, y muestra de ello es que de acuerdo al INEGI, entre el cuarto trimestre de 2012 y el primer trimestre de 2016, la población ocupada total que gana menos de un salario mínimo aumentó en 1.525 millones de personas, los que ganan entre 1 y 2 salarios mínimos aumentaron en 2.544 millones, los que perciben de 2 a 3 salarios mínimos disminuyeron en 258 mil personas, los que ganan de 3 a 5 salarios mínimos decrecieron en 950 mil personas, y los que no reciben ingresos disminuyeron en 792 mil personas.

De esta manera, tenemos que el salario promedio que gana la población ocupada en México pasó de 2.43 salarios mínimos diarios en el cuarto trimestre de 2012 a 2.28 salarios mínimos al día en el primer trimestre de 2016, lo que evidencia la pauperización del empleo en nuestro país. Sin embargo, en cuanto al salario diario reportado ante el IMSS, tenemos que éste pasó de 270.91 pesos en diciembre de 2012 a 319.59 pesos en mayo de 2016, lo que representa un incremento de 18.0%, dato superior a la inflación del periodo, la cual fue de 10.7 por ciento.

A manera de conclusión podemos señalar que en materia de empleo formal las cosas van bien en nuestro país, y que esto se debe en buena medida a los actos de fiscalización del propio IMSS y a cuestiones como el ajuste en el tipo de cambio. El reto en esta materia sigue siendo enorme para las empresas y el gobierno federal, ya que solo uno de cada tres trabajadores en México cuenta con Seguro Social.

¿Por qué no se ha podido avanzar más rápido en este sentido? En buena medida a lo extendida que está la competencia informal, o mejor dicho, ilegal en nuestro país que elimina los incentivos de los patrones de dar de alta a sus trabajadores ante el IMSS.

¿A qué me refiero? Pues a que desafortunadamente un patrón que tiene al 100% de sus empleados registrados en el IMSS con su nivel de sueldo real, pues tiene mayores costos de producción comparado con otro que sólo tiene registrados al 10% de sus trabajadores y con un sueldo casi cercano al mínimo. Entonces cuando ambos empresarios quieren vender sus productos a una cadena comercial o a un minorista, pues el de compras generalmente elige al que ofrece el producto más barato sin considerar que tenga o no a sus trabajadores dados de alta en el IMSS.

En este sentido, hace falta crear más conciencia social entre los empresarios de manera que los compradores no adquieran productos de aquellas fábricas que representan una fuente de competencia ilegal para sus pares. Y lo mismo podemos decir de los productos importados, ya que muchas cadenas comerciales adquieren el producto extranjero más barato en comparación del hecho en México con mano de obra registrada ante el IMSS. Es obvio pues que mientras subsistan estos incentivos perversos, se avanzara lentamente en la formalización del empleo en México.

Así pues, esperemos que las autoridades federales se preocupen por dar incentivos de toda índole para la creación de más empleos formales en México, y que de igual manera, redoblen sus esfuerzos de fiscalización de manera que no haya empresas que ganen participación de mercado en base a conducirse en la ilegalidad.

El autor es director General GAEAP.

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