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lunes, 18 de enero de 2016

Crecimiento económico en entredicho. ¿Qué hace diferente a esta crisis de las demás?


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Por Ernesto O'farril Santoscoy


Terminaron dos semanas consecutivas de un severo ajuste en losprecios de los activos alrededor del mundo. La peor primer quincena de un arranque de año desde 1927, pero ahora como un fenómeno global.

Las bolsas han acumulado una pérdida de casi cinco billones de dólares en su valor de capitalización. De una muestra de las 45 bolsas más importantes, 25 de ellas se han ajustado en más de 20 por ciento en relación a sus máximos alcanzados el pasado verano, con lo que ya clasifican como mercados con tendencia a la baja de largo plazo.

El petróleo no termina de caer. El crudo WTI rompió el viernes su soporte de 30 dólares (29.42), y como síntoma inequívoco de un fenómeno de fligth to quality, el dólar continúa su rally alcista contra la gran mayoría de las monedas, al tiempo en que la tasa de los bonos del Tesoro a diez años bajó su rendimiento hasta 2.03 por ciento anual.

La sobredemanda ha hecho subir el precio de los bonos que es la contraparte de su rendimiento. El dinero en el mundo se ha salido de distintos activos y se ha ido a refugiar a los bonos americanos. También el oro ha observado cierta tendencia alcista.

¿Qué hace distinta a esta crisis de las crisis del pasado? En esta ocasión no estamos en presencia de una crisis financiera. No vemos una quiebra masiva en los bancos de los países ricos. No hay evidencia de un problema de sobreendeudamiento de las familias en Estados Unidos o en Europa o en Japón. No vemos un sobreendeudamiento de los países emergentes. Tampoco hay un sobreendeudamiento generalizado en las empresas que haga temblar al mundo. No hay síntomas de una nueva recesión global. Sí hay excepciones, desde luego. Grecia es una de ellas. Pero esto lleva tres años.

En el caso de México, esta devaluación es también de una naturaleza sustancialmente distinta a las devaluaciones tradicionales. No se está dando una fuga de capitales por la desconfianza de los mexicanos. No tenemos un problema de sobreendeudamiento en dólares. Contamos con más reservas en el Banco de México que deuda externa. Tampoco tenemos un problema en las familias y en las empresas. Aun cuando se tiene una muy importante tenencia de valores gubernamentales en manos de extranjeros, no se ha observado una salida masiva de inversionistas. De hecho la semana pasada el gobierno mexicano colocó dos mil 500 millones de dólares a diez años, y la sobredemanda superó por tres veces el monto ofertado.

Bursamétrica emitió la semana pasada su indicador oportuno sobre laeconomía mexicana (IBEM) para diciembre. Con los datos del último mes del año, es posible que el crecimiento del IGAE (a cifras originales) se ubique en alrededor de 4.0 por ciento anual, con lo que el PIB de todo el año se situaría entre 2.5 y 2.6 por ciento anual, por arriba del consenso de los analistas. Gracias a los muy buenos datos del comercio interno, y la mejoría en el sector automotor en diciembre pasado. La inflación se reportó en el nivel más bajo de la historia en 2.13 por ciento anual, así que tampoco tenemos un problema de hiperinflación a pesar de la devaluación. Con todo y que el precio de la mezcla mexicana se cayó a 20 dólares, las exportaciones de crudo están cubiertas este año a 50 dólares. Hoy en día México es importador neto de hidrocarburos. Un precio tan bajo nos beneficia, aunque le perjudica seriamente al futuro de las finanzas públicas. La banca en México continúa con índices de capitalización sobrados. Las finanzas públicas han entrado a una fase de contención del déficit, así que tampoco hay un problema de irresponsabilidad en su conducción. Sin embargo lacaída del peso es brutal, el dólar cerró en 18.26 pesos por dólar. El índice de la Bolsa Mexicana está a punto de romper los 40 mil puntos. La prima por riesgo ha aumentado notoriamente en las tasas de interés en pesos.

Estados Unidos presenta todavía un buen dinamismo en el mercado laboral y en el mercado interno. La creación de 2.5 millones de empleos en los últimos dos años es uno de los periodos de mayor creación de empleos en su historia. En contra de esto, la industria está en una recesión. La fortaleza del dólar ha golpeado severamente su competitividad, y la caída de las inversiones en la industria petrolera y en el gasto de gobierno acentúan la debilidad de todo el sector.

La buena noticia es que este entorno debe propiciar que el proceso de normalización de las tasas de interés por parte de la Fed sea mucho más gradual. También es un hecho que la reducción en los precios de los hidrocarburos favorecerá al consumo. Así que nos parece que al final de cuentas la fase maniacodepresiva de los mercados globales y de México puede ser una gran oportunidad.

Twitter: @EOFarrillS59

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