TEMA LIBRE

* Juventud militante sin futuro en partidos
* La juniorcracia, un insulto a electores
* Movilidad, discrepancia metropolitana
Por I. León Montesinos




En el pasado proceso electoral pregunté a un entusiasta joven militante de un cierto partido, qué esperaba del organismo político de su preferencia en un futuro no muy lejano, la respuesta llegó inmediata: "llegar a diputado, senador o al menos a regidor para hincharme de lana".
Este muchacho, como muchos otros en nuestro municipio y en todo el país, tienen bien cimentada la idea de que la política es sinónimo de acceso al poder y la riqueza fácil y abundante. Y razón no les falta para pensar de esa manera; los ejemplos de figuras públicas enriquecidas de la noche a la mañana abundan y no son obra de la fantasía sino de la lacerante corrupción y la ausencia absoluta de compromiso social de la función pública que rige en nuestro país.
A nadie espanta, en el grado superlativo del cinismo, que el candidato de hoy sea el millonario del mañana, el asunto aquí es que buena parte, diríamos mayoritaria, de estas juventudes militantes que se encuentran cautivadas por el espejismo del poder, desconocen en su ambicioso candor político que es en las cerradas esferas de las familias y grupos de poder donde se cocinan, aprueban y palomean a los selectos escogidos de la clase política para llegar a los cargos de primer nivel tanto administrativos como de elección popular, y donde, como en los dramas de las telenovelas están bien marcadas las diferencias sociales y, en este caso, políticas. Los echaporras, aplaudidores y fajadores "todoterreno" de las campañas, cual plebeyos, sólo pueden aspirar a la consabida despensa, su pantalla o la chambita de quinta, pero hasta ahí.
Hay cientos, miles de militantes de buena fe que se pasaron la vida soñando con aperturas democráticas internas en sus partidos que nunca llegaron, ni llegarán. Se hicieron viejos ambicionando la tierra prometida que llegaría en automático por sus méritos en campañas. Y el mismo destino le espera a los jóvenes que hoy siguen sin entender que los partidos en México son franquicias usufructuadas por herméticos círculos familiares y grupos de poder que ceden los espacios de primer nivel a sus hijos, familiares cercanos o ignominiosos e incondicionales lamebotas.
Por eso, la nota aparecida en Mexiquense hace unos días, bajo el título: "Más de 20 juniors del PRI serán diputados", me indujo a la inevitable reflexión del incierto mañana que les espera a esos muchachos que sin un gramo de sentido ideológico, movidos únicamente por la ambición personal de un mejor futuro, vuelven a ser la carne de cañón de quienes ni en sueños, les brindarán una oportunidad de llegar a las "estelares" de la política nacional.
En primera fila del acceso directo al Congreso figuran los vástagos de políticos como el hoy nuevo y flamante líder del PRI, Manlio Fabio Beltrones Rivera, cuya hija, Silvana Beltrones, sin sudar ni despeinarse, arribará a San Lázaro por la vía plurinominal para ganar una dieta superior a los 120 mil pesos mensuales, más compensaciones, por el sólo mérito de ser la hija de quien es. Lo mismo que Pablo Gamboa, hijo del líder de los senadores del PRI, Emilio Gamboa Patrón como también lo hará Mariana Moguel, hija de la Secretaria de Desarrollo Social, Rosario Robles y otros vástagos de políticos de todos los partidos que sin pudor alguno han dotado de un ilegítimo carácter hereditario a sus puestos públicos. Ser hijo de un renombrado miembro de la clase política es tener un lugar asegurado en el Congreso o en la administración pública de primer nivel.
Por décadas el perjudicial nepotismo ha sido el cáncer de la vida pública pues su permanencia está directamente relacionada con la incapacidad, corrupción e ineficiencia en el ámbito gubernamental y parece que nuestra inacabada democracia debe seguir cargando sobre sus espaldas a la enquistada juniorcracia que sin rubor alguno representa una franca burla al sufragio de millones de mexicanos, cuya voluntad es utilizada con torcidos fines que favorecen de manera exclusiva a las familias políticas, anulando piso el parejo a las oportunidades.
Hasta la fecha ningún partido, que yo esté enterado, ha instrumentado los mecanismos de apertura interna que permitan a sus jóvenes competir en buena lid por las nominaciones y liderazgos en base a su militancia y capacidades. Resultan una verdadera farsa los discursos que los institutos políticos reciclan en sus campañas electorales prometiendo a la juventud mayores oportunidades cuando de sobran saben que en los privilegios a las nuevas generaciones llevan mano los consabidos juniors de la política.
Esta falta de oportunidades es uno de los factores que ha impedido un verdadero cambio generacional en la política del país, de tal modo que desde hace más de tres décadas son los políticos de siempre los que han tenido el control de los hilos del poder, para desgracia del país.
Los jóvenes militantes de hoy deben optar por abrir nuevos caminos políticos o resignarse a continuar haciéndole el cargo gordo a una clase política que ya se mentalizó a que las mieles del poder son de su absoluta propiedad y, por ende, heredables a su parentela.
ES TAL VEZ POR ESTA CULTURA DE HEREDAR LOS CARGOS que los empleados y trabajadores del municipio de Naucalpan, adherentes al SUTEYM, pretenden incorporar una cláusula al contrato colectivo para que como sindicalizados puedan heredar a sus hijos o familiares sus plazas cuando ellos se jubilen, aspecto que según se anunció se intenta realizar con otros ayuntamiento del Estado de México.
Según lo publicado en Mexiquense, el secretario general del Sindicato Único de Trabajadores del Estado y Municipios (SUTEYM), sección Naucalpan, René Palomares Parra, planteó incorporar en el próximo convenio laboral esta cláusula para que el gremio pueda heredar a sus hijos o familiares su plaza, planteamiento que dijo se espera sea generalizado en la entidad. Moción que ha tenido eco en el llamado líder moral del sindicato, David Parra Sánchez, con lo que da como un hecho que la burocracia del EdoMéx tratará de que su petición quede plasmada en los acuerdos laborales con todos los municipios de la entidad.
Esta propuesta no es nueva si se toma en cuenta que organizaciones gremiales como el Sindicato Petrolero la ha tenido vigente por años pero que ahora, en el marco de la Reforma Energética, puede quedar fuera de contrato colectivo pues Pemex busca reducir la plantilla laboral para lo que se hace necesario cercenar este acuerdo.
En muchos sindicatos heredar las plazas se ha hecho valer como una tradición sin ser regla escrita pero gradualmente ha desaparecido, al menos en los sindicatos burocráticos, también por el adelgazamiento de las plantillas laborales en diversas dependencias.
De madurarse tal intención en la burocracia mexiquense, tendrá sus pros y sus contras sobre todo porque la experiencia recogida al paso de los años ha demostrado que hoy en día existen miles de "burócratas a palos"; es decir, que fueron obligados a ingresar al servicio público sin vocación alguna con la sola intención de no perder la plaza de la familia y tener un recurso seguro de por vida.
Estos "amarres" entre dirigentes y agremiados ha permitido la eternización de muchos líderes que han cobrado con inquebrantables lealtades los favores otorgados a infinidad de empleados y trabajadores por meterles a trabajar al hijo, la hija o el familiar, y luego permitirles heredar sus puestos de trabajo. El corporativismo en que sustentó el PRI en el pasado siglo y del que se sigue sustentando.
Veremos pues si los líderes del SUTEYM logran obtener como una "conquista" sindical esta herencia laboral entre sus agremiados.
MENUDO SAINETE VA A ARMAR EN LA ZONA METROPOLITANA la expedición del Nuevo Reglamento de Tránsito del Distrito Federal y que al decir del Titular de Movilidad del Estado de México, Isidro Pastor, representa una decisión unilateral del Jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera al no tomarse la molestia de consultarlo ni ponerlo a discusión en el seno de la Comisión Metropolitana de Transporte y Vialidad (COMETRAVI), y muchos menos buscar el diálogo con los integrantes de la Comisión de la Megalópolis, en donde interactúan los estados de Morelos, Puebla y Tlaxcala además del D.F. y el EdoMéx.
En este sentido, damos la razón al funcionario mexiquense pues no debió tomarse tan a la ligera la expedición de tal ordenamiento sin tomar en cuenta la intrínseca relación que guardan municipios mexiquense del tamaño y la importancia de Neza, Ecatepec, Naucalpan y Tlalnepantla, con los problemas de movilidad en el Distrito Federal pues tan sólo al día, y de acuerdo a datos oficiales, ambas entidades comparten siete millones de traslados, sin contar con los que abonan entidades como Hidalgo, Morelos o Puebla.
Lo argumentado por Pastor tiene sentido pues no se puede convivir con dos reglamentos tan diferentes, y si bien el funcionario anunció que en un plazo no mayor a 60 días estarán aprobados por la 58 Legislatura los cambios al Reglamento de Tránsito Mexiquense, es indiscutible la realización, a través de la Comisión de la Megalópolis, de un análisis a fondo entre los estados involucrados en la cada vez más estrecha zona metropolitana para que surja un sólo reglamento de tránsito que lejos de confrontar a las autoridades y confundir a los conductores, permita solucionar de manera integral los problema en común.
El temor de la población es justificado pues todos sabemos cómo se las gastan nuestros nada honestos policías cuando se afilar las uñas y dientes se trata para aplicar las eternizadas mordidas por "faltas al reglamento".
Será benéfico para millones de habitantes de la zona metropolitana que sus respectivas autoridades se pongan de acuerdo y acaben de una buena vez con los recovecos legaloides que existen en muchos reglamentos de tránsito vigentes, sin contar los que ahora contiene el expedido en el D.F., para que sea la movilidad y la seguridad en las vialidades el objetivo central de sus contenidos y no la expedición de ordenamientos que son la excusa para extorsionar a los automovilistas. Veremos qué dice respecto a este embrollo el "Soñador de Los Pinos", Miguel Ángel Mancera.
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