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lunes, 29 de junio de 2015

Cartel land: el Michoacán de hoy


Por SALVADOR CAMARENA



La próxima vez que sepan de un debate en torno a las cifras de homicidios dolosos en México, tengan en cuenta que estarán en presencia de uno de los ejercicios más fútiles de cuantos se pueden emprender hoy, si de buscar que a nuestro país lleguen la paz y la justicia se trata.

Perder el tiempo en discutir si los asesinatos bajaron, subieron, si son o no los mejores números en años, es doblemente irresponsable. Supone caer en la trampa tendida por el gobierno federal, que desea que el debate sobre la paz se reduzca a estadísticas, a números de muertes violentas, así, en abstracto. Y supone olvidar que incluso si la tendencia fuera a la baja, las variaciones de esas cifras no representan absolutamente nada con respecto a la justicia que no hemos procurado para la gran mayoría de las decenas de miles de víctimas de una guerra que lleva más de diez años.

Mucho más útil que los ejecutómetros resultará ir al cine a partir de la semana entrante para ver el documental Cartel land, que se estrena el 3 de julio tanto en México como en Estados Unidos.

Cámara en mano, Matthew Heineman nos llevará a presenciar las llamas de un infierno que no porque hoy no sea noticia estelar quiere decir que se ha apagado.

El documentalista nos presenta a dos “vigilantes”, a dos justicieros: Tim Nailer Foley, quien según él trata de combatir a los cárteles mexicanos que trafican drogas y personas a través del desierto de Arizona; y retrata también el ascenso y la caída del doctor José Manuel Mireles, líder de las autodefensas michoacanas que mañana cumple un año detenido en una prisión de Sonora y a quien muchos consideran, con razón, más un preso político de este régimen antes que un criminal.

Cartel land es un filme poderoso, que no permitirá a nadie que lo vea el lujo de la tranquilidad. Es la mejor película sobre el infierno mexicano desde Heli (2013), de Amat Escalante.

“Si ustedes lo están viendo es porque yo ya dejé de existir”, dice Mireles al grabar un video apenas unas semanas antes de ser detenido. En ese mensaje, el doctor habla de sus temores sobre la situación que se vivía en mayo de 2014, y reconoce que creyó que como autodefensa podría acabar con el ciclo de la violencia, eliminar al crimen organizado. Al aceptar su error, denuncia que personas que se les infiltraron han formado su propio cártel, entre ellos Los Viagras, y señala que fue el propio gobierno el que empoderó a este grupo.

Me corrijo. Cartel land no es sobre el doctor Mireles. Cartel land se sirve de la quijotesca figura del médico de Tepalcatepec para mostrar una realidad que nos negamos a entender, y a la que le tienen sin cuidado nuestros debates sobre los ejecutómetros.

El documental muestra a Michoacán como un fracaso de Estado. Que nadie se asuste al ver a policías rurales cocinar metanfetaminas. Que nadie se escandalice porque Mireles patéticamente enamora a una adolescente. Que nadie se rasgue las vestiduras cuando se muestra que los levantados también torturaron, también abusaron.

Porque lo verdaderamente grave es que cada cosa que Cartel land muestra de los años 2013 y 2014 no pertenece en absoluto al pasado. Con otros actores, seguro ocurre hoy.

Entre discutir cifras de homicidios y escuchar en Cartel land los relatos de las masacres de Los Templarios, no hay duda de que lo segundo es mucho más importante hoy.

Twitter: @salcamarena

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