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jueves, 28 de mayo de 2015

El voto

Entre la decepción,
el boicot y el orgullo

Las autoridades electorales proyectan colocar 591 casillas en Iguala, pero las pintas en la sede del INE y en el quemado palacio municipal cuestionan ‘¿Cómo ir a votar si faltan 43’. Entre llamados al boicot, desdén por el cambio de autoridades y una muestra de fortaleza, los habitantes se encaminan al 7 de junio.
‘No sé quién se los llevó, nomás no llegaron a casa’


Esperanza Rosales ha ido a las fosas, a Chilpancingo, a Taxco, presentó una denuncia, le sacaron sangre para pruebas de ADN. Lleva años recorriendo Guerrero buscando a su hijo Antonio y a su sobrino, Alejandro.

“Yo puse la demanda aquí en el ministerio público y nunca me dijeron nada, fuimos a Chilpancingo, fuimos a los de Taxco, nos hicieron análisis y nunca nos hablaron para nada, nunca nos dijeron nada; dijeron que nos iban a hablar nada más, y hasta la fecha no hay nada”.

Sostiene un cartel con rostros de desparecidos, incluidas las fotos de Antonio, de 17 años, y Alejandro, de 22. La de su hijo es un manchón blanco donde apenas se distinguen algunos rasgos. No planea pegar esos carteles en Iguala, no cree que sirva de nada, irá a Acapulco, Chilpancingo, Cuernavaca...

Las elecciones no pasan por su mente. ¿Confía en alguno de los candidatos? ¿Le daría su voto?, se le pregunta.
“La verdad no sé, no sé decirle porque ya no, ya no se sabe, de todos nos prometen y nunca nos cumplen nada, lo que nos prometen nunca lo cumplen”.


‘Dé qué sirve cambiar de autoridades’
A Mario Vergara, de Huitzuco, a 40 minutos de Iguala, le desaparecieron a su hermano. No fue uno de los 43 normalistas; cuando Tomás fue desaparecido no hubo manifestaciones ni reclamos. El país no se paralizó y la comunidad internacional no exigió esclarecer su paradero.

“Nuestros familiares desaparecieron muchos años atrás pero nadie nos hizo caso.

“Para nosotros los estudiantes son unos grandes héroes, sus papás son unos guerreros. Fueron el ejemplo para que nosotros saliéramos de ese miedo que nos tenía encerrados”.

Hoy, forma parte de los autodenominados canes, tres hombres que recorren los cerros buscando fosas; hasta la fecha han hallado 95 cuerpos.

Se le pregunta si salir a votar cambiará algo las cosas. “Tenemos casos (de desaparecidos) desde 2007, a 2015 son ocho años, ya pasaron varias autoridades. Lo único que me imagino es que quien debe estar haciendo su trabajo no lo está haciendo. El que tiene que darnos la seguridad no nos la está dando, entonces de qué sirve estar cambiando gente si no hacen su trabajo”.


‘Es nuestra ciudad y esto va a cambiar’
Antes de septiembre, en Iguala sí había ejecuciones, “pero eran de los bandos”. Hoy sigue habiendo, “y muchas, sí”, pero no es inseguro.

“Yo puedo salir a las 2, 3 de la mañana y no te pasa nada en el primer cuadro de la ciudad, (...) no me voy a ir a meter a una colonia que esté en Cerro Gordo o donde están las fosas”, dice Rosa Merlos, comerciante orgullosamente nacida en Iguala.

“En Iguala somos violentos, en Iguala somos gente problemática, en Iguala somos gente del narco, así nos han estigmatizado”, lamenta.
Ha visto caer sus ventas y las de otros comercios en 60, 70, 80 por ciento.

“Estos niños de Ayotzinapa han sido niños que han vivido de problemas políticos y sociales toda su vida.

“Aquí llegaron en un momento equivocado a manos equivocadas y eso fue el parte aguas”.

No tiene miedo, habla duro, habla fuerte y no baja la cabeza. Esto que viven no será para siempre, porque los “igualtecos somos de trabajo, gente aguerrida para salir adelante”.

“Es nuestra ciudad y yo sé que esto va a cambiar, con esfuerzo con mucho sacrificio y con políticos buenos”.


‘Es totalmente inmoral ir a votar’
En la quemada alcaldía de Iguala las pintas son tajantes: “¿Cómo ir a votar si faltan 43?”. Enfrente, maestros dan volantes.

“Realmente es inmoral en este momento votar”, dice Miguel Figueroa, de la CETEG. “No creemos en los políticos que se sirven del pueblo”, añade Melesio Reyes, también maestro.

Su alternativa: consejos municipales populares. Su argumento: la clase política fue omisa de los problemas que desencadenaron la desaparición de los 43.

“Donde haya condiciones, se van a impedir (las elecciones). Debe de llegar el momento de que no utilicen las urnas, a lo mejor vamos y quitamos las papeletas”, detalla Figueroa.

Saben que puede haber enfrentamientos, es “lógico”.

“La gente que está a favor de los partidos y de los candidatos van a buscar la manera de que se den las elecciones y nosotros lógicamente que no se den”.

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