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viernes, 24 de abril de 2015

La guerra sucia en las elecciones

Por Genaro Espejel

Colaborador del MEXIQUENSE y estudiante de Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Autónoma del Estado de México Centro Universitario de Zumpango.

Estamos a menos de 2 meses de las elecciones de presidentes municipales y diputados federales, esto significa que puede o no puede haber un cambio de poderes, para el ciudadano común esto realmente no es importante (incluso cayendo en lo irrelevante), pero para los partidos políticos es importante ganar la mayoría de diputaciones y presidencias o bien retenerlas, puesto que un puesto de poder no es algo que se gana fácilmente ni tampoco que se deja tan fácil, por lo que se vuelve indispensable tratar de ganar votos a toda costa.

La carrera por las diputaciones y presidencias es larga y agotadora, se invierten recursos tanto económicos como humanos para atraer votantes, sin embargo parece que nuestros partidos en vez de enfocarse en mejorar su imagen, deciden usar la estrategia de manchar el nombre del contrincante haciéndolos ver como poco menos que una mafia.
Basta con ver los spots que se vuelven habituales donde tanto el partido tricolor y el partido azul se acusan mutuamente de los crímenes y corrupción perpetrados por miembros de ambos partidos, ahora bien estas acusaciones son correctas ha habido casos horribles que involucran miembros de cuerpos políticos (me atrevo a decir que involucran a servidores públicos en general) sin embargo ¿se debe acusar de corrupción a un partido cuando en el partido que acusa pasa algo similar?

Así como podemos acusar a un miembro del partido azul de poseer pornografía infantil, se puede acusar igualmente de a un miembro del partido tricolor de tener una red de prostitución, ningún partido está exento de corrupción, pero parece que lo olvidan y tratan de vendernos la fanática idea de que solo un partido es bueno mientras que el otro es un centro donde se acumula la corrupción y crimen.

No puedo dejar de pensar en estas jugadas tan sucias de desprestigio como un intento que raya en lo patético y lo desesperado ¿no pueden ofrecer buenas ideas que tienen que venderse como el único partido honrado? Lamentablemente esto no es nuevo (basta recordar en 2006 los spots en los que López Obrador afirmaba que Calderón firmo el FOBAPROA) y seguirán ejecutándose estas maniobras que nunca tienen como objetivo combatir la corrupción, puedo asegurar que todo esto se olvidara cuando terminen las elecciones, ¿para qué creer en un ideal, si los que lo dicen y venden no lo hacen?

Por último, no puedo evitar reír ante el pensamiento mismo de que los dos partidos promocionen una ley anticorrupción porque siendo sinceros no importando que partido logre esa ley, sería prácticamente como diría el dicho popular “dar machetazo a caballo de espadas”

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