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jueves, 5 de marzo de 2015

Deslindes


Encueran al INE en el Carnaval Electoral

Basta con mirar de cerca hoy en día cómo las instituciones electorales se atreven a descararse con natural cinismo e impudor en las decisiones en favor del partido en el gobierno y de algunos secuaces del poder, para demostrar que la democracia, falso aliento de los politicastros del momento, se halla a millones de años luz del sistema político mexicano y, en su lugar, los seudo demócratas atrincherados en la partidocracia simulan elecciones para legitimarse un tiempo más como impostores de la voluntad popular y hambrientos e impunes saqueadores de la nación.

Poco duraron la enjundia de ciertos consejeros del Instituto Nacional Electoral afines (al parecer) al juego limpio y la imparcialidad; sus fortalezas verbosas ante la prensa y sus alegres y graciosas peroratas para auto ensalzarse de que, con sus virtudes, blindarían las elecciones de toda acechanza de los dinosaurios y otras alimañas doctoradas en mañosear, en comprar votos y robarse hasta las urnas. Sin embargo…

En cuanto los chalanes y tramoyistas de la clase política subieron, comedidos y solemnes, el telón del nuevo Teatro de la Democracia y comenzó la función de veras de este 2015 que pensaban iba a santificarlos, la realidad desnudó al propio INE en su calamidad de ser un simple hacedor del antiguo Carnaval Electoral a modo del gobierno en turno, ahora bajo la tutela de un torpe y repudiado bloque de consejeros de abierta filiación neopriísta, seducidos por la avidez de imponerse por consigna de las alturas, con el clásico mayoriteo, a todo cuanto apele a la ética, la honradez, la equidad y la transparencia durante el actual proceso electoral, indispensables para conseguir al menos un baño de democracia.

La suma del reciente fallo del parcial y deshonesto Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) que exoneró al nuevo PRI de los documentados delitos de haber comprado millones de votos en la elección de 2012, con ríos de dinero sucio que fluyeron con las tarjetas Soriana y Monex para robarse la contienda por la Presidencia de la República, la suma con la comedia de estreno del INE y la desbandada de partidos inconformes con la mafia de consejeros tricolores, da cuenta exacta de la moderna pantomima y desvela la grave crisis de confianza y credibilidad de las instituciones electorales y, peor aún, pone en duda la limpieza y validez del proceso.

El retorno de los vicios y los atracos, el despotismo y los simulacros en los procesos electorales llega con más fuerza y mejor catálogo de mañas con el nuevo PRI, soberano dueño de la patente desde los tiempos de la dictadura perfecta, e invita a reflexionar sobre los dilemas como el sentido de ir a las urnas con los dados cargados, o el riesgo de una rebelión en pro de la abstenerse, o ser comparsa de otra farsa electoral o mover consciencias y voluntades para exigir a todos los partidos y membretes, en particular a los consejeros del INE de corte priísta tripulados por Marco Antonio Baños, que saquen sus puercas manos de los órganos de elección si en verdad quieren abrirle camino o un resquicio a la democracia.

Hartos de los partidos y los políticos, de sus corruptelas y mentiras y de sus tácticas de acercarse al electorado sólo en época preelectoral para conquistar sus votos con promesas y el abyecto regalo de unos sacos de cemento o escobas y cubetas como anzuelo de la ley de la reciprocidad, los ciudadanos reclaman hoy que ya dejen de burlarse de la gente y se cree, con la participación de toda la sociedad civil, un sistema político verdadero que respete el sufragio y castigue a los políticos manipuladores, ineptos, corruptos y simuladores con su condena abierta y libre en las urnas, lejos del pestilente proceso que las mafias políticas acaban de poner en marcha desde el INE, con la obediencia borreguil y la dejadez de un consejero presidente, Lorenzo Córdova, desprovisto de carácter y coraje como para imponer su autoridad por sobre la delincuencia electoral y desenmascararla, en vez de que, como algunas veces, hasta vote de la mano dicho bloque.

Lorenzo Córdova, hijo de un catedrático, político, escritor y filósofo ejemplar como fue el maestro Arnaldo Córdova, pareció reaccionar con tibieza como si encontrarse en la cima hubiera entontecido sus recursos intelectuales y, con la imposición del clan que lidera el priísta consejero Baños para que difirieran para otra fecha la demanda de la oposición de que el INE parara a uno de los títeres del nuevo PRI, al impostor y corrupto Partido Verde Ecologista de México, en su ilegal campaña de falsedades proselitistas que difunde antes del tiempo constitucional, ayudó a que detonara la crisis y salieran de las sesiones siete de los diez partidos. Han vuelto a la mesa cuatro encabezados por el manejable PAN, atraídos por las promesas de cambio y algunas canonjías por debajo de la vista, e inclusive maiceadas a discreción, mientras sigue la rebeldía de PT, Morena y PRD, a pesar del servilismo del grupo caciquil Los Chuchos para con el señor Peña Nieto y sus intereses. A cambio de su docilidad que recuerda el entreguismo de los ex presidentes del IFE, Juan Carlos Ugalde y Leonardo Valdez Zurita, al gobierno y su partido, el señor Córdova debe castigar al PVEM con la cancelación de su registro, si aplica la ley, porque ha votado cientos de millones de pesos en propaganda fuera de la norma y, para sospechar, se ignora si la procedencia es lícita.

En verdad a nadie ha de extrañarle, menos a los señores cabecillas de la dizque oposición, que los intereses de los partidos y sus dirigentes (nunca los de la sociedad) arrasen en los órganos electorales. Suena a inocencia que vengan a decirnos, en busca de eco y respaldo entre la gente, que el nuevo PRI formó con consejeros del INE un bloque antidemocrático que, con todas las ventajas lícitas y demás que da el poder, junta seis votos para llevarse las resoluciones con 6 o más a favor por 5 o menos en contra, según el tema y la conveniencia personal de los protagonistas, como agua a su molino en preparación para salir airoso el 7 de julio o, de perdida, con decoro luego de tantos errores, desaciertos y torpezas de los priístas en el gobierno. Todos cargan con la culpa aunque vean, con espanto y pudor de beatos, tropelías y gandalles que rememoran las más tristes y desaseadas etapas del extinto Instituto Federal Electoral (IFE), solícito facilitador de los fraudes de 2006 y 2012:

Sobra con refrescarle a los partidos su flaca memoria y restregarles que acabaron con el órgano electoral independiente ciudadanizado, cuando decidieron repartirse entre correligionarios suyos los once asientos de consejeros del IFE como proceden las mafias con el prorrateo del botín en cuotas según su representatividad. A todos los mortales inconformó este absurdo, deshonesto y antidemocrático acuerdo de las cúpulas de la partidocracia y se predijo que terminaría por invalidar los avances por democratizar al país. Y ahí están las pruebas.

Fue en realidad como una primavera el ingreso de México a la democracia, como fugaz y exitosa por igual y, en su breve tiempo, tuvo de protagonista a la distancia que tomó el señor Ernesto Zedillo desde Los Pinos ante los procesos electorales: dejó al PRI que compitiera sin la fuerza total y los recursos del poder Ejecutivo y su condición de imbatible con el recursos del fraude comenzó a vulnerarse: perdió ante Cuahtémoc Cárdenas la jefatura de gobierno del Distrito Federal en 1997 y la Presidencia de la República con el PAN en 2000, pero la traición y deshonestidad del señor Vicente Fox al encabezar como Primer Mandatario al contingente que empuercó al IFE y demás instituciones electorales para imponer de manera fraudulenta a al corrupto borrachín de Felipe Calderón, oscurecieron de nuevo el panorama y retrocedieron a los aciagas décadas de la dictadura perfecta.
Para que la gente vuelva a creer en los políticos y los partidos, en las instituciones y en el gobierno, la sociedad necesita tomar el mando en las decisiones como sucede en las democracias donde el voto cuenta, asumirlas en el INE, en el TEPJF, en el IFAI, en el sistema anticorrupción y demás órganos que, por ahora, sólo vigilan en el papel y en los discursos de los señores del poder.

A la mediocre y corrupta clase política, huérfana de credibilidad y confianza (como ayer lo admitió el señor Peña Nieto en Londres), le ha llegado su tiempo de rendirse a la voluntad ciudadana y obedecerla en sus reclamos de democracia real, justicia y fin de la corrupción y la impunidad, antes que la inconformidad y el descontento, ya casi general, los arrase a todos junto con su Teatro de la Democracia o Carnaval Electoral.

Armandosepulvedai@yahoo.com.mx

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