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martes, 10 de febrero de 2015

Por asco no votaré

…Pero nadie debe impedirlo

Por Juan Pablo Becerra Acosta


No. No voy a votar en los comicios del próximo 7 de junio, pero nadie, absolutamente nadie, tiene derecho a impedir que quien desee hacerlo, sufrague…

Yo no voy a votar porque los muy distinguidos miembros de nuestra aristocracia política me han hartado de nuevo. Con algunas excepciones, sus señorías me tienen asqueado. Indignado. Para decirlo en buen mexicano: me tienen hasta la madre de sus mentiras, simulaciones, cinismo, mezquindad, codicia, corrupción; de su falta de transparencia, de sus negligencias y omisiones; de sus intentos de censura, sus veladas amenazas y de los actos delictivos de muchos, solapados por el calculador silencio cómplice del resto. Son unos farsantes, unosgesticuladores, diría Rodolfo Usigli.

No chiloteen: no los colmé de calificativos, solo hice un retrato hablado de cómo actúan. De su esencia. De su gen. De su chip. ¿No es verdad? Cualquiera se los documenta con unos cuantos clics aplicados en Google. Teclee usted, por ejemplo, “corrupción político mexicano”: un millón 20 mil resultados en 0.61 segundos. Cientos de casos que, de los años 90 para acá, han sido expuestos en municipios, estados y a nivel federal.

¿A quién se le antoja votar en un país donde un jefe (el Presidente) le ordena a un subordinado (Virgilio Andrade) que investigue… cómo obtuvo sus casas? “Oye, mi cuate, mi empleado de oro, te nombro, pero yo no hice nada, ¿eh? Que quede claro, aunque ya sé que no aplauden, ¿sí? Así que te ordeno que investigues lo que te acabo de decir que no hice, para que concluyas… que no hice nada”, se podría parafrasear el asunto.

¿Qué garantía hay, en cualquier lugar del país, de que, al sufragar usted por un alcalde, diputado o gobernador, no va a estar votando por un aliado de criminales (en Guerrero, Michoacán, Tamaulipas, Nuevo León, Jalisco, Estado de México, Morelos, Tabasco), o por un sospechoso personaje poseedor de lujosos departamentos en Nueva York? Ninguna.

Abstenerme es mi elección, pero nadie, ningún grupo tiene derecho a impedir el voto, como al parecer va a ocurrir en Guerrero, Michoacán y Oaxaca. Estos señores que pretenden sabotear los comicios, ¿a nombre de quién los impiden? ¿Del pueblo? ¿Cuál pueblo? ¿Consultaron a los más de 10 millones de ciudadanos que aceptaron ser funcionarios de casillas? ¿O a la mitad de los más de 80 millones que tienen posibilidades de votar? Si la mayoría de estos últimos decide abstenerse como yo, y demostrar así su desdén a los políticos, qué bueno, pero nadie tiene derecho a impedir las elecciones. Nadie.

No puede permitir el Estado mexicano que se siente este precedente. Sería una vergonzosa abdicación…

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