Directorio

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lunes, 29 de abril de 2013

TEMA LIBRE

Por I. León Montesinos

Valiente denuncia de J. David Barrón; despedido en Ecatepec por padecer Epilepsia Idiopática

Primero de Mayo, atropellos laborales

Reforma Laboral, menos empleos formales


Ecatepec, México.- Decidí abordar en esta semana que se festeja el Día Internacional del Trabajo, el atropello laboral de que fue objeto Juan David Barrón Villegas, por parte de su jefa inmediata y encargada de la Subdirección de Licencias de Manejo del Servicio de Autotransporte, Lilia Georgina González Serna, donde el afectado se desempeñaba, desde hace siete años, como capturista de datos.

El indignante asunto que emergió a la luz pública en la pasada semana, a través de las páginas El Mexiquense, demuestra la inescrupulosa apatía a los derechos laborales de la gente pero también una ignorancia supina de algunos funcionarios que ostentan el título de “licenciados”, y que no sólo se pasan por el arco del triunfo, sino además pisotean los más elementales derechos humanos y garantías individuales consagrados a favor de todos los mexicanos en la Constitución.

A juicio de la Subdirectora de Licencias, el hecho de que Juan David Barrón padezca de epilepsia idiopática, fue motivo más que suficiente para despedirlo y expresarle peyorativamente: “tú con tu enfermedad a mí no me sirves para nada y hazle como quieras; a mí, no me importa”. Hasta donde averiguamos, Juan David es un hombre trabajador cuya única falta, a juicio de la funcionaria, fue ausentarse dos días de su puesto para acudir a una revisión de su estado de salud con el médico especialista que desde hace años lo atiende, mismo que extendió el certificado correspondiente para justificar sus faltas. Situación que le puede ocurrir a cualquier trabajador o empleado, sin que esto implique motivo de despido.

Las preguntas que le hacemos públicamente y de cara a la sociedad ecatepequense a la licenciada González Serna, son: ¿Qué acaso padecer epilepsia y acudir al médico para un chequeo es ante las leyes laborales motivo de sanción o causa de despido? ¿Qué no está enterada de las modificaciones constitucionales en materia de derechos humanos ya inscritas en el artículo primero de nuestra Carta Magna? ¿Ha oído, al menos en charlas de café o reunión de amigos, lo que significa la palabra DISCRIMINACIÓN? ¿Qué acaso la funcionaria goza de un privilegiado sistema inmunológico que la exenta de enfermarse o acudir al médico?

Si el ser epiléptico en nuestro país, o el mundo, fuera motivo de sanciones, licenciada González, al menos en México un millón y medio de personas que padecen esta enfermedad –de acuerdo a cifras del IMSS--, tendrían que sufrir arbitrariedades como las que usted cometió con su ahora ex empleado. Hasta donde consultamos con expertos en la materia no hay sustento, ni moral ni jurídico, para discriminar y segregar de los centros de trabajo a estas personas, y menos para descalificarlas, como usted temerariamente lo hizo, al afirmar “que no sirven para nada”.

No sólo en México sino en países como Estados Unidos donde el número de casos de epilepsia es de aproximadamente dos millones 300 mil habitantes –diagnosticándose 180 mil nuevos casos cada año--, se ha comprobado que los individuos que sufren de epilepsia realizan sin problemas todo tipo de trabajo, desde liderar una empresa, enseñar y cuidar a niños hasta trabajar en puestos de venta y de servicio al cliente. Los individuos con epilepsia también pueden realizar trabajos que pueden considerarse de "alto riesgo", tales como oficial de policía, bombero, soldador, carnicero y obrero de construcción.

No hay evidencia de que las personas con epilepsia sean más propensas a tener accidentes en el trabajo que el resto de las personas. Especialistas coinciden en que mientras el paciente lleve al pie de la letra su tratamiento con los medicamentos asignados, puede llevar casi por completo una vida normal.

En países como España, por ejemplo, se recomienda al empleador y a los compañeros de trabajo del paciente, tener información y hasta capacitación para auxiliarlo en caso de una crisis. Las que, como se ha establecido, se llegan a presentar de forma remota y aislada. A nivel mundial los estándares laborales muestran que el rendimiento de una persona con epilepsia, al igual que el de cualquier otra, depende sólo de su capacidad y conocimientos.

Todavía hace un par de décadas, sobre todo por la ignorancia y prejuicios que envolvía al tema subsistía la imagen del paciente con epilepsia asociado a la del retraso mental más que a la del paciente adaptado a la vida cotidiana, que puede cumplir con la tarea de un puesto de gran responsabilidad, como ser gerente de un banco, administrador de una fábrica, etc.

Por desgracia, el desconocimiento sobre la epilepsia aún impone situaciones injustas de personas cuya obtuso criterio les impide ver que la mejor forma de apoyar a estos pacientes es dándoles un trato similar al del resto de los compañeros de trabajo, y en caso de que se presente una crisis epiléptica contar con la información y formación necesarias para poder auxiliarlos adecuadamente.

Además, de acuerdo a lo plasmado en nuestra Constitución, el trabajo es un derecho y un deber social, según lo estipulado en la Ley Federal del Trabajo. No existe en forma explícita condición de salud que impida que una persona se dedique a la profesión u ocupación que le acomode, siendo lícita.

Si echamos un vistazo a los grandes genios en la historia de la humanidad que padecieron epilepsia, veremos que su sintomatología no les impidió brillar en diferentes conocimientos y destrezas ya fuera el mundo de las ciencias, las artes, y hasta en la guerra y la política.

Y para aquellos que aún no limpian sus cerebros de anquilosadas y polvosas telarañas, me voy a permitir mencionar a algunas de estas personalidades que se ganaron un lugar en la historia, siendo EPILÉPTICOS:

El filósofo griego, Sócrates, cuyo discípulo Platón lo inmortalizó en sus Diálogos; Alejandro Magno, el gran conquistador macedonio; Cayo Julio Cesar; líder político y militar romano; Napoleón Bonaparte, quien a pesar de haber padecido desde su juventud crisis epilépticas, fue Emperador de Francia y conquistador de Europa.

También enfrentó la enfermedad, Lewis Carroll, escritor británico, conocido sobre todo por su obra “Alicia en el país de las maravillas”, lo mismo que los escritores rusos Fiódor Dostoyevsky, y León Tolstoi, autor de la Guerra y la Paz, y el norteamericano Edgar Allan Poe.

Genios con epilepsia lo fueron también el pintor holandés, Vincent Van Gogh; lo mismo que el creador del Premio Nobel, Alfred Nobel; y artistas de la talla del actor Dany Glover, protagonista de la cinta Arma Letal y el talentoso cantante y compositor Elton John.

Por eso, retomando el penoso e indignante caso de Juan David Barrón Villegas, no podemos menos que manifestar nuestra indignación no sólo por enfrentarnos a un claro abuso de autoridad sino ante la falta total de sensibilidad para dejar en el peor de los desamparos económicos a un hombre que necesita su empleo no sólo para sostener honradamente a su familia sino además para no perder el derecho al servicio médico que le permita atenderse de su enfermedad.

El honesto empleado ha solicitado el apoyo del alcalde Pablo Bedolla, un hombre con un alto sentido humanista y de justicia hacia los trabajadores. Esperemos que lo aquí expuesto, precisamente en esta semana que se celebra el Día del Trabajo, sirva de reflexión para volver los ojos hacia los trabajadores no sólo del municipio de Ecatepec sino de todo el país, que luchan por el reconocimiento a sus derechos laborales, trastocados no sólo por patrones abusivos, sino por funcionarios que no merecen ni deben estar en cargos donde se dedican, como si fuera una malsana perversión, a pisotear las elementales garantías a que todos los mexicanos, sin excepción, tenemos derecho. Uno de ellos, el derecho al trabajo.

¿FUNCIONA LA REFORMA LABORAL?.- Por cierto que hablando de la Reforma Laboral déjeme comentarle que a sólo cuatro meses de su entrada en vigor, sus estragos en contra de los derechos de los trabajadores asoman ya en el escenario del mercado laboral; la realidad supera con creces la inventada ficción oficial de que con el cambio se generarían más y mejores empleos. Estudios de expertos en la materia de la UNAM, y hasta las cifras del propio INEGI, señalan lo contrario y demuestran que las modificaciones apoyadas por diputados y senadores respondieron sólo a los intereses de la clase empresarial, misma que ahora con la descarada complicidad de las Juntas Locales de Conciliación y Arbitraje en los estados busca la disolución de los sindicatos.

Las repercusiones negativas apenas comienzan y de acuerdo al Instituto de Investigaciones Económicas de nuestra Máxima Casa de Estudios, alrededor de tres millones y medio de trabajadores de base en el país ya fueron despedidos de manera injustificada para ser reemplazados con nuevos empleados a los que se está enrolando mediante contratos temporales, ahora legalizados con las alteraciones impuestas a la Ley Federal del Trabajo (LFT).

El doctor en economía, David Lozano Tovar, coordinador del Centro de Análisis Multidisciplinario de la UNAM, ha comentado que luego de elaborarse un riguroso análisis sobre las consecuencias de la Reforma Laboral en detrimento de la clase trabajadora, el panorama que asoma en el horizonte de millones de mexicanos es preocupante pues más de 470 empresas, e incluso dependencias de gobierno, han presentado demandas para desaparecer a los sindicatos.

El objetivo es evidente y tiende a extinguir no únicamente a los contratos colectivos y a la seguridad y prestaciones sociales, sino a los propios organismos gremiales, de tal forma que el saldo que arroja la reforma en los primeros meses de la naciente administración es sencillamente adverso para los trabajadores del país, pues además son ya mil 400 empresas las que se niegan a reconocer la contratación colectiva, privilegiando la contratación individual bajo la modalidad de prestación de servicios. Las temibles outsourcings que dejan al trabajador a merced de los patrones.

Agradecemos sus comentarios a nuestro correo electrónico: garrasleo6@yahoo.com.mx

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