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martes, 11 de septiembre de 2012

Diálogo político

Por José Luis Ortega Pérez

La despedida de Obrador de los partidos políticos no fue un adiós sino un hasta luego; sus seguidores no dejarán al PRD y lo seguirán apoyando.

Encinas no esta de acuerdo que Morena se convierta en partido; propone un partido frente.

Jesús Ortega creyó que con Obrador se irían todos los antichuchos y no, se quedan Encinas, Bejarano y compañía, entre otros.

Obrador paró en seco a los que pedían revolución si había imposición; dijo no a la vía armada, sí a la vía pacífica.

No reconocer a Peña Nieto es organizar la huelga nacional contra la imposición de la Reforma Laboral


Ecatepec, Méx.- La decisión de Obrador fue tomada por unos con madurez, y por otros con el hígado, pero nuevamente el “peje” fue el centro de todo mundo, interesados o no en la política.

Obrador siempre ha sido un político polémico; y muchos no entendieron o no quieren hacerlo, pero su despedida de los partidos que lo postularon a la presidencia de la República, no fue un adiós sino hasta luego.

Así lo entendieron la mayoría de dirigentes perredistas y no perredistas; él único que cayó en la provocación fue Jesús Ortega, quien se engolosinó y declaró que ahora sí se acabarán las diferencias en el PRD.

¿Por favor Jesús? ¿Qué ya estás de acuerdo con las posturas de Bejarano y Encinas?, quienes ya han declarado de que no dejarán al PRD, que respetan y apoyan a Obrador pero que no están de acuerdo con que Morena se convierta en partido político. No te vayas con la finta; Encinas se pronunció por un partido frente, pero con Morena incluido.

Con Obrador o sin Obrador, el PRD requiere redefinirse como un partido de izquierda que abandere las luchas sociales y no sea meramente un vehículo electoral, limitación no menor de que cojean también los demás partidos de oposición, incluso me atrevería a decir que más.

Y nuevamente Obrador le puso el cascabel al gato, pues al poner a discusión en las bases de Morena, si ésta se convierte en partido o no, lo que realmente está impulsando es un debate sobre de cómo debe organizarse la izquierda y cuál debe de ser el destino del PRD, pues me atrevo a decir que buena parte, más bien la mayoría de la base social de Morena es perredista.

Contra lo que muchos piensan, el hasta luego de Obrador del PRD, fue para permitirle al PRD jugar su papel institucional, y a Morena su rol de impulsor de la desobediencia civil, pero ésta no puede desvincularse del Frente legislativo de izquierda en la defensa de los derechos del pueblo ante el cantado embate del PRI y el PAN con sus reformas “estructurales”.

Obrador fue claro; no a la violencia, no a la vía armada, que es la única opción revolucionaria. Se pronunció por todas las vías políticas, pero pacíficas. ¿Cómo entender esto? La vía pacífica es el camino de las reformas y la resistencia civil, es el jugar con las reglas del sistema, o qué ¿crear un partido para participar en las elecciones y transformar el país por la vía electoral no es sujetarse a las reglas de participación política para la toma del poder? La vía revolucionaria, desconoce la reglas del sistema político vigente, por eso es por la vía armada, pero eso no lo planteó Obrador.

Obrador no reconoce a Peña Nieto, pero no se plantea impulsar un movimiento para destituirlo; propone denunciar quién lo impuso, concientizar al pueblo para que no le sigan comprando su voto, empoderar al ciudadano y exigir democracia, justicia y libertad, cambiar el régimen económico, pero por la vía electoral y parlamentaria.

Por ello, Obrador seguirá participando electoralmente y requiere impulsar una izquierda unida, sólida, que pueda enfrentar a los poderes fácticos que impusieron a Peña Nieto. AMLO no rompió con los partidos. Se retira para regresar a la escena electoral, pero fortalecido con un Morena partido o un Morena movimiento. Parafraseando a Lenin, da un paso atrás para luego dar dos adelante.

Pero el punto central de las izquierdas partidarias no debe ser qué va hacer Obrador, sino cómo va evitar que el peñismo saque adelante las reformas laboral, energética y fiscal que requiere para la sobrevivencia del fracasado modelo económico neoliberal implementado por Salinas De Gortari.

Las izquierdas deben unirse en torno a un programa en lo que coincidan, y seguir debatiendo en lo que se difiere. Las contradicciones en el seno del pueblo no son irreconciliables.

El primer reto que tienen, es evitar que pase la Reforma Laboral que lesiona los intereses de los trabajadores, y para ello chuchos y no chuchos, obradoristas y no obradoristas, tienen que jalar juntos e impulsar una gran movilización, incluso la huelga nacional. No reconocer a Peña Nieto, en este caso, es combatir su política laboral.

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