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lunes, 18 de septiembre de 2017

Del Mazo empieza mal


La plana mayor del priismo nacional y mexiquense acudió a la unción de Alfredo del Mazo Maza como gobernador del Estado de México y, con ello, atestiguar la cristalización de un sueño político de lo más ambicioso que haya deseado dinastía alguna, al llevar a tres generaciones de la familia a ocupar el palacio de gobierno de Toluca y con ello pasar a los anales de la historia política. El abuelo, Alfredo del Mazo Vélez (1945-1951), el padre Alfredo del Mazo González (1981-1986) y ahora, el nieto, cumplen el sueño aspiracional más ambicioso que haya existido en la cosmovisión tricolor.

Sin embargo, no todo es miel sobre hojuelas. En las primeras decisiones del nuevo gobernador ya aparecieron sus bisoños yerros, ya que no obstante el llamado que hiciera Del Mazo en su discurso de toma de protesta, de tomar en cuenta a todas las expresiones políticas en su gobierno, se le olvidó un pequeño detalle: considerar a sus aliados políticos en el gabinete.

Sólo delmacistas y peñistas integraron el gabinete, nadie más. Los hechos contradicen a las palabras del gobernador. Adentro del auditorio, puro palero; afuera, los dirigentes de Nueva Alianza y del SNTE, y más allá, una población mayoritaria que lo rechaza en virtud de que sólo un tercio de los mexiquense votaron por Del Mazo, los otros dos tercios votaron por otras opciones.

Las cifras finales del IEEM, señalan que el PRI obtuvo un millón 829, 604 votos y Morena un millón 871 mil 542, pero fue su alianza con el PVEM, Panal y el PES lo que le dio el triunfo al tricolor con dos millones 40 mil 709 sufragios. Sin ellos, estaríamos en estos momentos con una gobernadora en el Estado de México.

Como se aprecia, fue definitiva la aportación de los aliados (PVEM, Nueva Alianza y PES) al proyecto de Del Mazo, pero de poca cosa sirvió este hecho a la hora de conformar un gabinete anodino, y salvo algunas honrosísimas excepciones, sin tamaños para sacar del bache a una entidad agobiada por los criminales y políticos corruptos.

Luego de conocer a los integrantes del gabinete y observar la ausencia de los principales dirigentes de las secciones del magisterio y los líderes de Nueva Alianza y el SNTE en el evento de toma de protesta, se reveló la molestia de un gremio que en el pecado llevó la penitencia al aliarse con políticos que no cumplen con la palabra empeñada. Esto no ocurre ni en las peores familias.

Y que conste que estos tres partidos no buscaban que algunos de sus prominentes miembros ocuparan algún cargo per se; no, lo que pretenden es garantizar que sus agendas políticas se cumplan, particularmente en los temas de la educación laica y de calidad, la sustentabilidad y el respeto a los derechos fundamentales, entre otros temas relevantes que están en sus respectivas plataformas de partido.

Alfredo del Mazo no tiene pretexto para disculpar tal omisión, ni siquiera se podría justificar que la conformación del grupo de sus principales colaboradores se palomeara en Los Pinos.

Sabrá el presidente Enrique Peña Nieto de esta grave omisión que pone entredicho la continuidad de la alianza política con el PVEM, Nueva Alianza y el PES con miras a las elecciones de 2018.

Será tal vez por eso, y vislumbrando lo acontecido en el Estado de México, que los verdes insistan en tener candidato propio para la elección presidencial, y que el partido turquesa abra una rendija para eventualmente establecer el diálogo con el Frente Ciudadano por México, integrado por el PAN, el PRD y MC.

Ojalá que, por el bien de los mexiquenses, no se cumpla el adagio aquel que pregona: “Lo que mal empieza mal acaba”.

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