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miércoles, 13 de julio de 2016

Ochoa, renovador o sepulturero


Pablo Hiriart



Tiene razón Ochoa, el PRI tiene que cambiar. Pero también el gobierno debe cambiar.

Esa última debe ser quizá la principal de sus exigencias. Y la primera es una tarea que debe emprender hoy mismo.

A los puestos de elección popular no se puede llegar por derecho de sangre o compadrazgos. Ese tiempo pasó. Desalienta a la militancia y pavimenta el camino de las derrotas.

Ahí viene el Estado de México. Vamos a ver si el PRI puede cambiar o no. Será fácil darse cuenta con sólo ver los nombres que alcanzan desde la candidatura al gobierno estatal como a las presidencias municipales y al Congreso local.

Lo mismo en Coahuila y Nayarit, que se definirán a fin de año o los primeros días del próximo.

Veremos si Ochoa predica con el ejemplo o sólo está para servir intereses creados de la aristocracia partidista.

Por ahora, recibió el beneficio de la duda de parte del Consejo Nacional.

Pero si interpreta ese respaldo como una muestra de disciplina incondicional del priismo a lo que diga el Presidente, va a llevar a su partido a la división y a la derrota en 2018.

Ochoa tiene que exigir que el gobierno cambie porque se ha equivocado en la forma de relacionarse con la ciudadanía.

El magro 29 por ciento de aprobación a la gestión presidencial y el resultado de las elecciones del 5 de junio son avisos de que no sólo el PRI está mal evaluado.

También el gobierno necesita un cambio de guardia.

Ha habido arrogancia al menospreciar el enojo de la población en materia económica, corrupción, estado de derecho e inseguridad.

Se dejó a los gobernadores (priistas y no priistas) hacer y deshacer con las arcas públicas, sin aplicar correctivos que acusen recibo de la inconformidad ciudadana ante los abusos.

El PAN es el partido que ha ofrecido aplicar la ley a los gobernadores, en lugar de hacerlo el gobierno federal.

¿Quieren que la gente vote por el PRI cuando el trabajo de limpieza que pide la ciudadanía lo hacen los panistas? Demasiada arrogancia.

Fue una excelente señal que la Presidencia tomara la iniciativa para dejar sin blindaje a tres gobernadores salientes, que perdieron las elecciones por estar tocados por el escándalo. Que no sea flor de un día y se llegue hasta las últimas consecuencias en el menor tiempo.

Los problemas del gobierno han sido “de comunicación”, dijo Ochoa en entrevista con El Financiero. No supo comunicar las reformas, dijo. Es muy fácil culpar a “la comunicación”, pero no es así.

El problema es que el gobierno no supo defender las reformas, porque jamás se preocupó por tener aliados ni aumentar su base de apoyo.

Desdeñó a los intelectuales, a los académicos, a los periodistas y en general a los formadores de opinión pública.

A los empresarios los trató mal desde el inicio del gobierno.

Prometió crecer con déficit cero y resultó lo contrario: en tres años estamos más endeudados que en todo el sexenio anterior y el crecimiento es bajísimo.

La inseguridad ha salido de las primeras planas, pero ya está a niveles similares a 2012.

Y le exigen resultados al PRI. Y el PRI mira con desconfianza al gobierno.

Así no van a salir del hoyo. Ochoa tiene que reconciliar al gobierno y a su partido. Y necesita del concurso del Presidente para cambiar lo que se ha hecho mal en el gobierno.



Twitter: @PabloHiriart

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