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miércoles, 29 de junio de 2016

¿Qué pasó y pasará con los 'ninis'?


ALBERTO TOVAR


La palabra 'nini' se popularizó ante el incremento a nivel mundial de los jóvenes que “ni estudian, ni trabajan” y se asocia peyorativamente con una generación apática, desvitalizada, indolente, mecida en el confort familiar; sin embargo, en su mayoría son víctimas de la situación económica que les tocó vivir.

Mientras que en países como España la tasa de desempleo llega a 24 por ciento, en México apenas es de 3.76 por ciento, pero la cifra es engañosa, porque no hay margen para estar sin trabajo por los exiguos niveles de ahorro y la inexistencia de un seguro que lo cubra.

Los jóvenes están forzados a acomodarse en ocupaciones por debajo de su nivel de productividad, lo cual provoca frustración.

Aun cuando se ha evitado una recesión, es un hecho que seguimos con un nivel que impide dar empleo a todos los nuevos entrantes al mercado laboral y esto seguirá incidiendo en una elevación de 'ninis'.

Las consecuencias son gravísimas en términos económicos, pues se pierde tiempo ya sea para capitalizarse a través del ahorro o por medio del conocimiento.

La afectación repercute en las finanzas de la familia, dado que no aportan a la casa y sí gastan.

Estas circunstancias afectan en un momento cuando la pirámide de edades en México se está cargando hacia la juventud; requiere diálogo y ayudarles a buscar opciones que les den viabilidad en el largo plazo e inclusive entrar a los temas de emprendedurismo o integrarlos a los negocios familiares.

Una reflexión implícita es valorar la vocación con el mercado y que los muchachos antes de estudiar una carrera analicen cuáles son las oportunidades de “empleabilidad” para que tomen una decisión eficiente.

El entorno ha cambiado y si antes tener un grado universitario, hablar otro idioma y ser empeñoso era suficiente para encontrar ocupación, hoy resulta mucho más estresante por la elevada competencia y saturación de algunas carreras.

Una alternativa es simplemente quejarnos de las circunstancias que hoy nos toca vivir y otra posibilidad es ser proactivos, lo cual implica un reenfoque para enfrentar la situación.

Desde la perspectiva de los padres, obliga a comprender que habrán de apoyar un tiempo más a los hijos, hecho que también está sucediendo en países de primer mundo. Por parte de los jóvenes, deben procurar una buena administración de sus ingresos por muy bajos que sean, pues si son dilapidados jamás habrán de capitalizarse. Hay una máxima: “Sin ahorro, no hay riqueza”.

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