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jueves, 2 de junio de 2016

Ir a la universidad garantizaba dejar de ser pobre … hoy sólo nos sirve para ruletear un taxi

Jorge Martínez y Almaraz, “El Chale”, brigadista del Movimiento del 68, ofreció una plática en la preparatoria 2 de Octubre de la UAP, donde habló emotivamente de su particular visión del Movimiento de 1968, tiempo en el que aseguró que estudiar en la universidad garantizaba al mexicano dejar de ser pobre y cambiar de estatus social al concluir una carrera profesional.
No como ahora –criticó– que existen egresados de la universidad con licenciaturas, maestrías y hasta doctorados que sólo les sirven para ruletear un taxi.



“En el 68 la preparación académica era una escalera, un elevador que nos permitía dejar de ser pobres y cambiar nuestro estatus social; nos garantizaba triunfar en la vida, no como ahora que terminamos la licenciatura, maestría y hasta un doctorado, que sólo nos sirve para ruletear un taxi”, expuso a los jóvenes.
Durante casi una hora, el académico, político, ex funcionario público, economista e historiador atrapó a los preparatorianos con una historia distinta del Movimiento del 68.
Abordó algunas particularidades de la época, como qué tipo de música se escuchaba, cómo vestían y peinaban los jóvenes, los “cascaritas” de futbol en la avenida Reforma, los Pumas de la UNAM contra los Burros del Politécnico, como equipos rivales históricos, y lo que se veía en sólo cuatro canales abiertos de televisión, que todavía transmitían imágenes en blanco y negro.
La plática se centró en el periodo del 26 de junio de 1968, con una riña entre estudiantes de la Vocacional 5 y una preparatoria particular, que concluyó en el ingreso violento de los granaderos, violando la autonomía universitaria, hasta un día después de la masacre del 2 de octubre.

En Puebla surgió un Movimiento en apoyo a los universitarios

La presentación del académico estuvo a cargo de Aurelio Fernández, director de esta casa editorial, y Armando Domínguez, quien participó en el Movimiento Estudiantil desde la Escuela de Veterinaria de la UNAM.
Durante su intervención, Aurelio Fernández destacó que Jorge Martínez y Almaraz es uno de los pocos dirigentes sociales del 68 que no se vendió al gobierno en turno, mientras que de su etapa académica refirió que fue fundador de la escuela Centro Activo Freinet, en la Ciudad de México, de donde egresaron Diego Luna, Daniel Jiménez Cacho y Emmanuel Lubenzki, “El Chivo”.
También habló de que en Puebla hubo un movimiento que surgió en apoyo a los universitarios que eran reprimidos en la capital del país por el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz; incluso la UAP entró en ese momento en huelga; sin embargo, reconoció que la importancia de la lucha se centralizó en la UNAM y en el IPN.
Destacó que la primera actividad para recordar el Movimiento del 68 se realizó precisamente en esta preparatoria, que lleva el nombre “2 de Octubre”, aunque en dicha fecha –aseveró– la UAP sólo contaba con la escuela “Benito Juárez”.
En ese sentido, indicó que un triunfo del Movimiento Estudiantil fue la apertura de otras preparatorias a partir de entonces.
Reveló a los jóvenes que una de las iniciativas de la Brigada del 68 de Puebla fue cambiar el nombre del bulevar Díaz Ordaz por 2 de Octubre, pero ventiló que los regidores del cabildo capitalino, durante la gestión de Blanca Alcalá, “adoradores de clóset” del ex presidente represor, fueron mayoría a la hora de votar la propuesta. Los mismos que hoy pretenden cambiar el nombre del Portal Hidalgo por Iturbide.
¿Qué pasaba en México en el 68?




“El Chale” cerró la charla con un relato ameno del Movimiento Estudiantil del 68, del que aseveró “todos conocen”, pero pocos saben qué pasaba en México en ese momento.
Recordó que entonces México contaba con un crecimiento anual de 7 por ciento en su economía, con apenas 48 millones de habitantes, por lo que “nos conocíamos todos”.
Jorge Martínez y Almaraz habló que en la radio se escuchaba al cantante Rafael, ya que en ese tiempo pocos oían las canciones de protesta de Serrat; además, sólo un grupo reducido de mexicanos tenía acceso a la televisión de color, a través de micas, mientras que los talleres de computación eran por lapsos cortos, ya que se podían quemar los bulbos del rudimentario aparato.
También rememoró que en esa fecha los universitarios vestían de traje sastre y cabello corto, por lo que una de las principales protestas de los jóvenes contra el régimen gubernamental fue dejarse el pelo largo en los hombres y las mujeres portaron flores en su vestimenta.
“Se reformó la ley para que los jóvenes fueran ciudadanos a partir de los 18 años de edad y no a los 21, y en nosotros recayó la decisión suprema de elegir a los gobernantes, pero Díaz Ordaz era un presidente absoluto, que impuso lo que se le pegó en gana y nadie se le podía parar enfrente”, señaló.
Paralelamente a lo que ocurría en México, comentó que Moscú invadía Praga; en Bolivia el presidente comenzaba a tener problemas por la muerte del Che, y en Estados Unidos asesinaban a Martín Luther King.
Para el 1 de agosto miles de jóvenes tapizaron la Ciudad de México con carteles que contenían el pliego petitorio, en el que los universitarios pedían diálogo público y libertad a Díaz Ordaz, quien había invadido con las “fuerzas del orden” tanto la UNAM como el IPN a partir de riñas internas entre estudiantes.
Sin embargo, contó que el Ejército sólo había llegado a las universidades a robar, de donde no dejaron ni sillas ni escritorios.
Aseguró que los universitarios estaban lejos de encabezar un “cambio del sistema social, económico y político del país”, como Díaz Ordaz dijo en un mensaje a la nación, en donde culpó a los universitarios de armar un boicot internacional en contra de los Juegos Olímpicos del 68.
El pliego petitorio del Movimiento Estudiantil estuvo formado por seis puntos, entre ellos libertad a presos políticos, derogación del Artículo 145, desaparición del cuerpo de granaderos, destitución de los directivos policíacos que habían dirigido la invasión a las universidades, así como evidenciar el deslindamiento de funcionarios públicos por los hechos violentos y que la protesta era independiente a los Juegos Olímpicos.
A raíz del ingreso del Ejército a las universidades, destacó, hubo un incremento de manifestaciones estudiantiles que se fueron sumando día a día hasta llegar al 3 de septiembre con la “Marcha del Silencio”, en la que participaron decenas de miles de jóvenes que dos semanas después fueron detenidos hasta llegar al fatídico 2 de octubre.
“Al otro día sólo había zapatos en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, de donde partiría una marcha pacífica al zócalo, que de última hora fue suspendida, pero embestida por tanques del Ejército; todos corríamos en zig zag para no ser tocados por una bala, pero sólo quedaron los zapatos sin las vidas; desde entonces en México no somos los mismos”, concluyó, entre aplausos.

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