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miércoles, 13 de abril de 2016

Históricos ferrocarriles que movieron México…

De Maximiliano, Juárez, Porfirio Díaz y la revolución…hasta Zedillo


Por la licenciada Rosalba Islas Bracho
Investigadora de asuntos sociales
“VAMONOS…”
El ferrocarril en México se remonta a las concesiones otorgadas por Maximiliano I de México continuadas después por Benito Juárez.
El antecedente original de la empresa fue creado bajo el mandato del gobierno de Porfirio Díaz, ya que bajo su gobierno de 30 años fue desarrollada la mayor parte de las vías férreas que actualmente existen. De hecho, antes del "Porfiriato", solo se había construido la vía del Mexicano de México a Veracruz, pues el mayor interés del Gral. Díaz fue desarrollar al país industrialmente, pero tuvo un especial ahínco por el ferrocarril.
La mayoría de los ferrocarriles de aquel entonces estaban administrados por empresas extranjeras y solas unos cuantos eran de origen nacional. Por ejemplo, el Ferrocarril Sud-Pacífico de México estaba bajo régimen del ferrocarril estadounidense Southern Pacific y algunas vías del noreste de México eran del ferrocarril Atchison, Topeka & Santa Fe. En el centro del país operaba la empresa Ferrocarril Central Mexicano, originalmente de capital extranjero.
En 1898, José Ivés Limantour propuso regular el sistema de concesiones de las compañías ferrocarrileras sobre las futuras líneas a construirse a partir de 1900. Ese mismo año la Secretaría de Hacienda expidió la primera Ley General de Ferrocarriles. Esta ley estableció otorgar concesiones para tender líneas férreas únicamente cuando estas satisficieran las necesidades económicas del país y unieran el interior de la República con los puertos comerciales de mayor importancia.
El 29 de febrero de 1908 se firmó el convenio entre el gobierno federal y varias empresas fusionadas para crear la Compañía de los Ferrocarriles Nacionales de México, en donde el Estado mexicano tenía una participación aproximada del 58% de la red ferroviaria. Ferrocarriles Nacionales de México fue creada para administrar las concesiones de todos los ferrocarriles del país.
el Gral. Lázaro Cárdenas del Río los expropió y los puso bajo manos mexicanas completa y definitivamente en 1937. Más tarde, en el año de 1987, el gobierno mexicano decidió fusionar los ferrocarriles FCP, SBC y CH-P en una sola entidad y creó una gerencia para cada una de las regiones en que dividió al sistema de FNM: Centro, Sur, Pacífico, Pacífico norte, Sureste y Noreste, que eran supervisadas directamente por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes en sus diferentes épocas.
Las siglas utilizadas por esta organización fueron N de M y la frase: Unir-Servir. Hasta los años 80's y después de los 90's hasta su desaparición las siglas fueron FNM.
El gobierno de Ernesto Zedillo anunció al pueblo de México la privatización de FNM en 1995 (aunque ya se había concesionado la primera compañía férrea privada en México en 1994, que fue TFM, la cual concesionó las líneas del noreste y parte del centro y en 2005 cambió de nombre y esquemas a KCSM ), por lo que cada vez se iba incorporando una empresa ferroviaria privada; por ejemplo, en toda la zona Pacífico del país FNM cerró operaciones durante todo el transcurso del año de 1997 y parte de 1998, quedando así la nueva empresa incorporada en febrero de 1998 Ferrones. Además se otorgaron concesiones por 50 años a cada una de las empresas privadas, cerrando FNM operaciones definitivamente en el transcurso de 1999 (pues hasta ese año aún operaban servicios de pasajeros en los alrededores del D.F.) y de Ferrocarriles Nacionales de México y surgieron las siguientes compañías:
El 4 de junio de 2001 se publicó en el Diario Oficial de la Federación la extinción del organismo público descentralizado Ferrocarriles Nacionales de México.
¿QUÉ PASO CON LOS TRENES DE PASAJEROS?
La transportación de personas sobre rieles, sólo se encuentra en las enciclopedias. Desapareció y, ahora, cuando el país requiere de inventiva para cambiar su horizonte, el ferrocarril no encuentra el camino
En Ramos Arizpe, Coahuila, la estación del tren que sirviera para que, hace cien años, Venustiano Carranza enviara el telegrama en el que informaba que el Ejército Constitucionalista desconocía al gobierno de Victoriano Huerta, ha sido desmantelada. Y, junto con ella, buena parte de la red ferroviaria que corría por todo el país y que estaba destinada a conectar plazas y a sus ciudadanos. Así, la indiferencia, y después los intereses políticos y económicos, han provocado que los trenes para pasajeros en México sean artículos de museo o residuos de un pasado que ha sido sepultado.
De esta manera, y justo a 100 años de la Revolución Mexicana, la operadora de trenes estadounidense Kansas City Southern –concesionaria de la ruta de carga en el noreste del país– decidió que al no prestarse más el servicio de pasajeros la presencia del monumento histórico era inútil y así terminó con uno de los símbolos de aquella lucha social.
En otro sitio, donde no estorbe las maniobras de carga del ferrocarril se construirá una réplica. Nada más. “Terminaron con ese vestigio de nuestra historia pero lo más grave es que la desaparición de los trenes de pasajeros en México dejó una estela de pobreza y marginación”, dice el ex legislador Jesús González Schmal, originario de Coahuila y quien da testimonio de los problemas sociales que generó la clausura de las rutas ferroviarias para el transporte de pasajeros.
Él, que fuera diputado federal, recuerda que a Francisco Gil Díaz, cuando se desempeñaba como titular de la SHCP en el sexenio de Ernesto Zedillo, los integrantes de la Comisión de Transportes de la Cámara de Diputados en la LIX Legislatura le presentaron información sobre el estrangulamiento que sufrían ya para ese momento muchas economías regionales, campesinos, artesanos, pequeños comerciantes y profesionistas que vieron clausuradas sus oportunidades ante la desaparición de los trenes de pasajeros.
En ese momento no hubo respuesta y, ahora, el futuro alcanzó a México, mientras las inversiones en transportación masiva de pasajeros –catapultadas con recursos públicos– se posicionan en economías como China, Francia y EU, como pivote del desarrollo, creación de empleos, competitividad y una solución para problemas ambientales y de eficiencia en el uso de los combustibles.
En el mundo, los ferrocarriles indispensables para el desarrollo están dejando de observarse, de hecho, como la inversión imposible. Sin embargo, est

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