Directorio

Directorio

jueves, 3 de diciembre de 2015

¿Cuándo empiezo a ser un profesional?


Por Alberto Tovar


Una encuesta entre egresados de una prestigiada institución educativa arrojó algo que parece obvio, pero que muy probablemente no se alcance a identificar. La mayoría de los jóvenes obtienen sus primeros trabajos a través de la recomendación de alguno de sus compañeros.

Hagamos un pequeño ejercicio. Pregúntate si tus amigos te contratarían o a quiénes de tus conocidos invitarías a ingresar a la empresa donde laboras. ¿Verdad que cambia la perspectiva? Algunos serán muy buenos “cuates” pero no necesariamente deseas trabajar con ellos.

La reflexión va más allá de lo curioso, porque hay una tendencia a querer quedar bien con “los de arriba” y se olvida la imagen con “los iguales”, que son en última instancia quienes podrían generar una opción de mayor ingreso.

Este aspecto trasciende al currículum, porque se ponderarán otro tipo de habilidades como sería la capacidad de comunicación o de trabajo en equipo en forma armónica. También se valuarán características como la puntualidad, cumplir con lo establecido o la honestidad.

Surge algo de miopía desde la universidad; los alumnos piensan que trabajan para el profesor cuando se están forjando una imagen con todos quienes los rodean.

Algunos esperan que suceda algo similar al cuento del Mago de Oz. Cuando al hombre de paja se le concede un título, es capaz de hacercomplicados procedimientos matemáticos. Por supuesto está lejos de ser verdad y ser “profesional” inicia mucho antes de terminar los estudios.

Todos conocemos a alguien a quien confiaríamos nuestros recursos o le daríamos una buena recomendación. ¿Por qué? Seguramente porque demostró ser un profesional en toda la extensión de la palabra.

Ya he comentado en este espacio el experimento que mide la predisposición de los niños a la fuerza de voluntad para alcanzar un beneficio mayor en el futuro, en lugar de uno menor en el corto plazo (busca en YouTube: marshmallow test), nada más que ahora se agregarían –a nivel profesional– las opiniones de la sociedad sobre las habilidades de constancia y compromiso.

Como profesor veo casi todos los semestres algunos muchachos desinteresados y faltos de motivación; sin embargo, tengo la plena convicción de que no existen los tontos, sino jóvenes a quienes les falta contestar el “¿para qué?”.

Este tema es de crucial importancia, porque no se puede poner en la lista de aspiraciones para el próximo año, sino más bien iniciar ya el cambio y decidir ser un profesional desde este preciso instante.

Twitter: @finanzasparami

No hay comentarios :

Publicar un comentario