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lunes, 15 de junio de 2015

Detienen gobierno e industriales contrabando de calzado a México


Por EDUARDO TORREBLANCA


El asunto pudiera ser considerado ya como uno de los mayores logros en el reto de detener el calzado importado de manera fraudulentaque afecta de modo negativo a una planta industrial mexicana que tiene ocho mil empresas de las cuales más de 90 por ciento son micro, pequeñas y medianas.

Y es que pocos tienen una idea clara de qué dimensiones es el daño que -desde Vietnam, pero sobre todo desde China- hacen al complejo productor mexicano de calzado.

En China se producen anualmente, al menos al cierre de 2014, un total de 14 mil millones de pares de calzado. Es un mundo de zapatos. Si realmente China quisiera calzar a su población ese nivel productivo le daría para repartir entre cada chino no menos de nueve pares, pero esa no es su vocación.

Los 14 mil millones de pares de zapatos dan para calzar con dos pares a toda la población mundial. Y esa sí es su intención: inundar al mundo de zapatos producidos en China. El 85 por ciento de su producción tiene vocaciones exportadoras. Igual sucede con Vietnam, otro gran competidor; produce mil millones de pares y 90 por ciento los exporta. Lo que ellos quieren es tronar a los aparatos productivos del mundo para calzar a la Tierra sobre las cenizas de sus competidores.

Insisto en que la vocación de este productor mundial de zapatos, número uno por mucho, no es abastecer a sus mil 600 millones de habitantes sino la de inundar al mercado con un zapato que generalmente se caracteriza por ser muy barato pero también muy malo.

México produce aproximadamente 245 millones de pares de calzado, sobre todo en tres entidades: Guanajuato concentra 70 por ciento y el resto se la dividen entre Guadalajara y el Estado de México.

Hasta el año pasado México venía registrando la importación de 56.3 millones de pares de zapatos, de los cuales no menos de 13.3 millones, si no es que mucho más, eran presumiblemente zapatos que estaban mintiendo en su incorporación de documentos en aduanas.

Los industriales acudieron directamente a la Presidencia del país para solicitar apoyo y detener estas importaciones perniciosas que le cuestan a la nación no sólo el cierre de empresas, también trabajos de familias mexicanas.

No es la primera vez que los industriales del ramo demandan apoyo del gobierno federal, pero ahora no se dicen defraudados porque desde el año pasado, en sus últimos tres meses, hasta el primer cuatrimestre del 2015, la importación de China y otras naciones asiáticas curiosamente ha bajado en 13 millones de pares.

Esto no puede interpretarse como una liquidación, aunque sea temporal, del contrabando en el ramo, pero es un avance que le ofrece a la industria mexicana un margen de maniobra que le faculta a aprovechar de manera más amplia su capacidad instalada, sobre todo a la vista de un hecho positivo también. Se comienzan a habilitar nuevos mercados para el calzado mexicano.

Ahora la industria mexicana está exportando a ritmos de 26 millones de pares de calzado según señalan las cifras al primer cuatrimestre de 2015.

Las importaciones de calzado sólo pueden ser aceptadas por nueve puertas aduanales en donde las autoridades de Hacienda y los industriales tienen apostados especialistas que valoran las mercancías que pretenden introducirse a nuestro territorio.

En el pasado reciente se pasaban zapatos al país con un costo apenas superior a 100 pesos, cuando ese precio ni siquiera amparaba la materia prima involucrada en su fabricación, por no hablar de mano de obra y el viaje desde China hasta los puertos mexicanos.

Ahora el precio promedio de cada calzado es de 190 pesos.

Ahora lo que resta es que ese esfuerzo conjunto se mantenga y que la corrupción no acabe ablandando las voluntades gubernamentales que finalmente juegan a favor de nuestras empresas y los trabajos que otorgan.

Mención exige la labor del presidente de la industria del calzado de Guanajuato, Javier Plascencia.



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