Directorio

Directorio

miércoles, 13 de mayo de 2015

Elecciones… una pésima inversión

Sin duda existen excepciones como excepciones hay en la vida, pero esas excepciones no hacen Verano, ni van a revestir de legitimidad el accidentado y oneroso proceso electoral que estamos viviendo


¿Qué sucede en realidad en las campañas intermedias? Entre más transcurren los días más se profundiza la incomprensión sobre lo que significa este proceso electoral. Las propuestas de los candidatos carecen de fuerza, mientras que las descalificaciones, los insultos, las estrategias de desacreditación en que han entrado los partidos, así como el hartazgo ciudadano marcan el ritmo de la agenda.
Aunque el INE no se lo haya propuesto, lo cierto es que el proceso electoral se le está saliendo de las manos y con ello se está fragmentando la misma reforma política que desapareció al Insituto Federal Electoral para sustituirlo por el INE
Dado lo anterior puede adelantarse que quienes triunfen en los comicios del próximo 7 de junio no serán los mejores ni tampoco los menos malos; sólo van a ganar los que hayan logrado meter en las urnas más sufragios a su nombre. O sea, que van a ganar en el marco legal existente pero sin la legitimidad que toda campaña ofrece. Y aquí perdemos todos, de manera especial el Instituto Nacional Electoral (INE).
Sin duda existen excepciones como excepciones hay en la vida, pero esas excepciones no hacen Verano, ni van a revestir de legitimidad el accidentado y oneroso proceso electoral que estamos viviendo. El analista Jorge Alcocer estimó que estos comicios tendrán un gasto de al menos 37 mil millones de pesos; se trata sin duda de mucho dinero para unas elecciones donde los participantes, en conjunto, ni son demócratas ni creen en las leyes.
De ninguna manera aquí se piensa que sea malo invertir en democracia, pero por lo que estamos observando se está invirtiendo mal, pésimamente mal. O ¿cómo explicar que el INE avale partidos a los que después multa?, ¿cómo entender que el INE entregue dinero para producir spots que después determina no transmitir?, ¿cómo justificar la incorporación de nuevas propuestas electorales que reciben recursos públicos y luego se bajan de la elección?
Aunque el INE no se lo haya propuesto, lo cierto es que el proceso electoral se le está saliendo de las manos y con ello se está fragmentando la misma reforma política que desapareció al Instituto Federal Electoral para sustituirlo por el INE.
Las elecciones en puerta, por otro lado, han hecho que gran parte de la clase política recupere prácticas rechazadas por la opinión pública como el espionaje al adversario o la opacidad del gasto. De la misma manera encontramos que algunos spots están sirviendo para promover actores ajenos al presente proceso electoral y que otros niegan, por lo virulento de sus contenidos, los principios civiles de confrontación de ideas, programas de gobierno y tesis partidistas.
Es lamentable que el dinero público, etiquetado para fortalecer la democracia se convierta en recurso sucio para negarla en los hechos, porque lo que se observa, al menos en los dos partidos más grandes, es la desviación de esos insumos hacia propósitos ajenos al bien común.
Y es que cuando un partido juega a la guerra sucia usando los tiempos oficiales recibidos así como parte del presupuesto etiquetado para la difusión de su plataforma electoral, no queda otra posibilidad de definir esos hechos más que en lo que son: una pésima inversión. Es decir, dinero tirado a la basura.
Debe decirse, sin embargo, que algo “bueno” (si es que se le puede llamar así) queda de todo este proceso: el mejor indicador de que persiste la corrupciónsino es que el cinismo en gran parte de la clase política que aspira a ganar estas elecciones, sea para integrar la Cámara de Diputados o alguna diputación local, así como alguna gubernatura o alcaldía.
Otra de las aristas relevantes del actual proceso electoral es que el dinero etiquetado para promover el sufragio tampoco ha servido para contrarrestar los llamados civiles a no votar o para anular el voto. ¿Y cómo se podrá convencer a ese segmento importante de ciudadanos cuando miran campañas bañadas en lodo? ¿Cómo se le puede ofrecer a quien duda con razón que votar es bueno si los candidatos aparecen exhibidos en esta guerra sucia o ellos mismos se encargan de proyectarse como futuros pésimos legisladores por la falta de aplomo en sus promocionales o la vaguedad de sus ofertas?
Quizá por efecto condicionado, pero el hecho es que también los medios de comunicación han fortalecido esta percepción social de que no tiene sentido emitir el sufragio. Muchas noticias están vinculadas precisamente (y con seguridad sin proponérselo) a desacreditar también las elecciones intermedias, reproduciendo los golpes bajos o declaraciones que demeritan las campañas. Por supuesto que hay una guerra por el poder político y con ello una guerra por el manejo del gasto público; pues los medios hacen eco de esa descarnada batalla.
No se necesita mucha materia gris para advertir que al día siguiente de las elecciones poca esperanza habrá de tener una mejor clase política y en consecuencia mejores servidores públicos vinculados a las tomas de decisiones y a la acertada etiquetación del gasto. Eso es lo que se está sembrando y eso es lo que se va a cosechar.


No hay comentarios :

Publicar un comentario