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martes, 3 de febrero de 2015

¿Un indefinido para siempre?

México.- Ciento ochenta días duró nada más la idea de tener el primer tren de alta velocidad de América Latina.

Si bien la decisión de cancelarlo de “manera indefinida” cayó en la cancha financiera de un ahorro preventivo o, más bien, de los ajustes a los presupuestos de gastos por la caída del precio del petróleo, ésta es la salida más elegante a un proyecto que ya comenzaba a complicarse por los cuatro costados.

Olvídese de las cuestiones de corrupción o tráfico de influencias. Hay muchas otras razones que volvían inviable a corto plazo este proyecto futurista:

1) Volumen de pasajeros. Para las empresas de transporte ferroviario hay dos cifras que siempre tienen en cuenta a la hora de licitar una obra: de 175 mil a 250 mil pasajeros. Este es el flujo diario que separa el éxito del fracaso de un proyecto de transporte de tren. “Con los 27 mil pasajeros diarios que iba a tener no cerraban los números financieramente”, me dijo off the record un empresario del sector.

2) Autorizaciones de derecho de paso. El recorrido completo, los 210 kilómetros, no contaban con todas las autorizaciones. El gobierno reconoció en su momento que contaban con 67% de los derechos de vía, pero no de 100%. Al gobierno le faltaba conseguir ni más ni menos que 100 kilómetros para el trazado completo.

3) Impactos sociales y ambientales. Muchos analistas consideraron insuficiente la cobertura de estos dos temas.

4) Devaluación del peso. La obra en pocos meses se encareció por el tipo de cambio (solo en 2014 la moneda se depreció un 13%).

5) Sin TLC con China. Si bien la licitación internacional en esta oportunidad permitía participar a una empresa de un país con el que México no tuviera Tratado de Libre Comercio, a la hora de la importación de tecnología por ejemplo de China (si salía ganador China Railway nuevamente) se volvía en su contra, ya que sin TLC la importación de estos componentes se encarecía de manera radical.

La obra se canceló como “parte del ajuste del gasto público de 2015”. Tal vez fue la mejor manera de bajarle el pulgar a un proyecto que trajo más de un dolor de cabeza.

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