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miércoles, 17 de diciembre de 2014

Hablando sobre…. Una juventud adolorida.

Por Uriel Reyes Aguilar.

Colaborador del MEXIQUENSE, y estudiante de Ciencias Políticas y Administración Pública, de la Universidad Autónoma del Estado de México UAEM.


Deseo iniciar este artículo con las sabias palabras del ex presidente de Chile Don Salvador Allende Gossens, “Ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica”

Entiéndase que en esta frase se utiliza el concepto “revolucionario” y no “rebelde”. Rebelde es una persona que lucha contra las autoridades existentes, pero que a su vez quiere ser una autoridad. Por su parte Revolucionario en sentido psicológico menciona Erich Fromm es el que supera su ambivalencia hacia la autoridad porque se libra de sí mismo de la vinculación a la autoridad y del deseo de dominar a los demás.

¿Cuál es el problema al que se enfrentan los jóvenes en la actualidad? Algunos mencionan que es la falta de oportunidades en el ámbito laboral, otros más hacen alusión a grandes problemas educativos. Las versiones son demasiadas y la realidad una sola.

Existe un importante ataque en contra de estudiantes, los cuales son secuestrados, torturados, asesinados, se roban las esperanzas del pueblo, del futuro. Hechos que hacen entristecer a cualquiera, encender un sentimiento de rabia y de indignación.

Por otra parte los jóvenes y no tan jóvenes que se desentienden de estos hechos, cuya indiferencia es parte de su vida diaria. Estudiantes que no estudian, gastan su vida en mítines, asambleas, marchas, protestas y manifestaciones. Trabajadores que no trabajan, que se quejan todo el tiempo, que evaden impuestos y rehúyen ante el trabajo desinteresados sin ningún tipo de lucro.

¿Cómo la otra sociedad estudiantil interesada en los asuntos políticos, económicos y sociales del país se enfrenta a su opuesto? Hábilmente el historiador mexicano Don Daniel Cosió Villegas escribe sobre este problema, argumentando que observamos de un lado una masa estudiantil que no estudia ni trabaja; que no sabe lo que quiere y mucho menos como puede conseguirlo; que se burla de sus propias autoridades y que desprecia a las oficiales. Pero evidentemente es un problema también generado por las propias autoridades, en este caso autoridades educativas que desconocen lo que los estudiantes desean, y no tratan en averiguarlo, autoridades carentes de estrategias e imaginación. Y por si fuera poco un gobierno que da explicaciones sin fundamento, que exige la existencia de un Estado de Derecho basado en la corrupción.

Pese a esto, algunos jóvenes interesados en la “política” en la “sociedad” deben de estar conscientes que el camino civilizado para la solución de los problemas es mediante el diálogo, el consenso de varias fuerzas opuestas, pero con una misma meta, el bienestar de nuestro país. Si a través de marchas se obtiene la atención, si a las marchas que concientizan al pueblo, si a los movimientos sociales con causas justas. Pero por encima de todo si al respeto.

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