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lunes, 1 de diciembre de 2014

«Chespirito»

Roberto Gómez Bolaños
El actor protagonizó series míticas, pero también fue un activo guionista y dirigió programas de éxito
Con la muerte de Roberto Gómez Bolaños, Chespirito, se marcha uno de los principales artistas mexicanos. Creador e intérprete de centenares de obras, su fama en toda Hispanoamérica le llegó por el éxito de sus series «El chapulín colorado» y «El chavo del ocho».

En ellas, destacaba un humor cargado de inocencia y la recreación de situaciones inverosímiles, al tiempo que se retrataba el alma del México popular. Esta maestría hizo accesibles sus obras al gran público, expandiéndose sus series por todo el continente suramericano y llegando a este lado del Atlántico.

Pero la vida de Gómez Bolaños va más allá de las obras que le dieron reconocimiento internacional. Nacido en Ciudad de México en 1928, comenzó en la Universidad una Ingeniería que nunca llegó a concluir. Su inclinación hacia las artes y la actuación tomó cuerpo en su primer trabajo en una agencia de publicidad, desde donde daría el salto al mundo de la radio y la televisión. Allí, en la década de los cincuenta, se reveló como un activo guionista. Su apodo, Chespirito, procede de una «mexicanización» del apellido del dramaturgo inglés William Shakespeare, con el que le unía su corta estatura y su capacidad para escribir libretos.

Inicios en televisión
Entre 1960 y 1965 realizó guiones para los dos programas de mayor audiencia de la televisión azteca: «Cómicos y canciones» y «El estudio de Pedro Vargas». El primer hito en su carrera creativa llegó en 1968, con un programa de media hora en la Televisión Independiente de México, llamado «Los supergenios de la mesa cuadrada». En esta serie ya actuó como director y actor, una fórmula que repetiría en sus dos series de más renombre. Su éxito conllevó que cinco años después se le concediese un programa propio de una hora, titulado «Chespirito». De él saldrían los personajes que acabarían protagonizando serie propia: «El Chapulín colorado» y «El chavo del ocho».

Entre 1972 y 1979, «El Chapulín colorado» acompañó a los telespectadores con su inquebrantable determinación de ayudar a los más necesitados. Antes de cada aparición, siempre el mismo ritual: la pregunta desesperada de «¿Quién podrá ayudarme?», y una firme afirmación por respuesta: «¡Yo, el Chapulín colorado!».Y, para remate, su inolvidable «¡No contaban con mi astucia!».

Una serie inolvidable
Paralelamente comenzaron las emisiones de «El Chavo del ocho», la gran serie creada por Gómez Bolaños. En ella se recreaba una vecindario de México cuyo protagonista, «El Chavo», era un muchacho pobre, caracterizado por su inagotable torpeza y una increíble capacidad para meterse en líos.

Pero el éxito de una serie que se transmitió a toda Hispanoamérica no fue sólo obra del protagonista: un elenco de actores, que encarnaban personajes muy caracterizados, acompañaban a Chespirito.

Es el caso de Carlos Villagrán, «Quico», de inconfundibles mofletes; Ramón Valdés, sufrido «Don Ramón»; o Florinda Meza, que dio vida a «Doña Florinda» y sus sempiternos rulos en la cabeza.

En el plano personal, el actor contrajo matrimonio en dos ocasiones. La primera, en 1968 con Graciela Fernández, con quien tuvo sus seis hijos: Roberto, Graciela, Marcela, Paulina, Teresa y Cecilia. Su segundo matrimonio fue con la actriz Florinda Meza, compañera de reparto de toda la vida, en el año 2004.

Con su muerte, México pierde a uno de sus creadores más populares.

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