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jueves, 6 de junio de 2013

Entre Ángeles y Demonios Culturales

Por Mónica Belén Hernández Bennettz

Cultura y Mejoramiento Ambiental

Ecatepec, México.- El 5 de junio, es el Día Mundial del Medio Ambiente (DMMA), que el Programa de las Naciones Unidas enfocado a este terreno, busca convertir en el más extensamente celebrado a nivel mundial. Efectuado por primera vez en 1972, ha crecido convirtiéndose en uno de los principales vehículos a través del cual las Naciones Unidas estimulan la conciencia sobre el Medio Ambiente y fomentan la atención y acción política.

Mucho puede escribirse sobre los problemas que el medio ambiente vive, particularmente en un país como México; y dentro de él, el Estado de México, con sus dos zonas Metropolitanas. Pero más que un diagnóstico, prefiero reflexionar sobre el camino para salir de la situación que hoy enfrentamos. El DMMA es un día para que, desde todos los ámbitos, nos unamos en la búsqueda de una perspectiva más limpia, verde y prometedora, tanto para nosotros, como para las generaciones futuras.

La dimensión del problema ambiental exige la participación de todos los órdenes de gobierno, el máximo aprovechamiento de los recursos, la generación de sinergias institucionales y el uso de los instrumentos idóneos como la educación y la cultura. Sin duda, los objetivos perseguidos, sólo pueden alcanzarse a través de estos últimos, que cuentan con el potencial para impulsar acciones concertadas que den origen a hechos cotidianos que hagan la diferencia.

La Comisión Ambiental Metropolitana (CAM) y el Centro Cultural Mexiquense Bicentenario (CCMB), pueden dar ejemplo claro del diseño de la sinergia institucional referida.

El Instituto Mexiquense de Cultura, desde el CCMB, durante este año ha iniciado la implementación de programas culturales que tengan la capacidad y flexibilidad suficientes para incorporar contenidos de los más diversos ámbitos. Lo mismo de Tecnologías de Información y Comunicaciones, Derechos Humanos o Equidad de Género, que de Medio Ambiente. Atender a la población del Valle de México, le brinda un mercado potencial que representa a tres de cada cuatro mexiquenses. Otra oportunidad lo es que se ubique en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México, una de las más contaminadas del mundo.

Estas oportunidades, deben ser potenciadas por las instancias que atienden la problemática ambiental. Particularmente por la Comisión Ambiental Metropolitana creada el 8 de enero de 1992 por decreto presidencial; en la que participan los gobiernos del Distrito Federal, Estado de México e Hidalgo; así como veintisiete municipios mexiquenses.

Esta Comisión, cuenta con la Dirección de Concertación y Participación Ciudadana, cuyo objetivo es diseñar y establecer mecanismos orientados a concertar y promover la participación de los sectores público, social y privado en las tareas de prevención, conservación, protección y restauración del medio ambiente, así como a fomentar entre la sociedad una cultura ambiental.

CAM, CCMB y otras más que desde sus diversos ámbitos puedan sumar al esfuerzo, pueden dar ejemplo de cómo la participación de los diversos ámbitos de gobierno y la inteligencia en el desarrollo de políticas gubernamentales, pueden hacer frente a problemas específicos. Y cómo es posible incentivar y fortalecer la cultura y educación ambiental, para modificar la realidad palpable.

Así, la CAM debe proponer y promover con las autoridades educativas la incorporación de contenidos ecológicos y de protección al ambiente en los planes y programas escolares. Y el CCMB, encargarse de su difusión.

El CCMB trabaja para fortalecer el núcleo social y mejorar la calidad de vida de los habitantes del Valle de México, para lo que la sustentabilidad del medio ambiente es aspecto vital. Lo hace para fomentar la difusión de valores y contenidos compartidos de la cultura, que puedan generar beneficios tangibles y un desarrollo propio y sostenible.

Así, en unos años la población en la que siembre una nueva cultura, será la primera promotora del mejoramiento ambiental. Y lo hará con acciones sencillas que serán la diferencia: organizando la limpieza de su colonia, dejando de utilizar bolsas de plástico y trabajando para que su comunidad haga lo mismo, plantando un árbol o promoviendo un movimiento comunitario de siembra de árboles, caminando al trabajo, con una jornada de reciclaje, etc.

Una vez más, la educación y la cultura son la base de cualquier solución. Una vez más son el único camino, inmediato y también a largo plazo.

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