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miércoles, 24 de octubre de 2012

Una página de mi vida

Yo Juan Manuel Padrón Lara

Ecatepec, Méx.- Contento, muy alegre, consciente de mi crecimiento personal y mi definición muy a mi estilo de la vida, recibo éste día los 60 años de edad de mi existencia.

Mi madre una joven mujer de apenas 18 años de edad de complexión muy delgada me parió en el seno de la casa apoyada de una partera de pueblo, me platicaban; inclusive ella misma; del difícil trabajo de parto, pensó que se moría, pero al fin mi nunca olvidada mamá Leonila me tubo en sus brazos.

Fui el primogénito de un joven matrimonio que conformo con Juan Padrón López y Leonila Lara García que posteriormente procrearon cinco hijos más Alva Rebeca, Ángeles, Elizabeth del Carmen, Héctor Antonio y José Evodio.

Nací en 24 de octubre de 1952 en Minatitlán Veracruz, terruño que recuerdo con cariño aunque debo reconocer; con el permiso de los nativos; amo a Ecatepec que en esta etapa de mi vida, me abrió un panorama halagüeño con una prospera empresa e infinidad de amigos.

Tuve la fortuna de realizar el ciclo escolar hasta el nivel universitario en la facultad de Economía en la Universidad Veracruzana en su sede en Xalapa.

Conforme un hogar con hijos que hoy son prósperos ciudadanos que se integraron a la sociedad con sus respectivas carreras profesionales y además mis queridos nietos.

En algún momento, ubique mi residencia en distintos puntos del país pero como digo líneas arriba llegue a Ecatepec y aquí he de concluir lo que me resta de vida.

He sido un apasionado del servicio público, del apoyo a mis semejantes, entiendo y vivo el quehacer político con un sentido muy propositivo, pero mi real vocación la encontré en la comunicación, en el periodismo donde diariamente desde hace catorce años embarro cuartillas con hechos de la vida cotidiana a través de mí gran creación MEXIQUENSE el primero y único diario local.

Yo mismo juego con el hecho de que a partir de está fecha, paso a engrosar las filas de los ciudadanos de la tercera edad, que algunos de manera malosa llaman ancianos, pero aún cuando biológicamente si lo soy, mi mente y mi alma es y será siempre fresca como que él tiempo todavía no me ha alcanzado.

Pido a quienes lean estas líneas, disculpas por atreverme a escribir está página de mi vida y quisiera contar los grandes momentos de felicidad que he vivido, como también aquellos de tropiezos y golpes bajos que me han dado o que tal vez yo mismo he provocado.

Doy gracias a dios nuestro señor, por el tiempo que me ha permitido vivir de manera sana y transparente y también le pido perdón por los excesos que en su momento he cometido.

Gracias, gracias dios padre por ser tu hijo.

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